Uno nuevo Vacuna contra el Covid-19 desarrollada en Brasil podría comenzar a probarse en humanos en 2022. El inmunizador mostró buenos resultados en estudios con animales, que se publicaron este mes en la revista Comunicaciones de la naturaleza. Los científicos ya recibieron la autorización de la Comisión Nacional de Ética en Investigación (Conep) para iniciar el ensayo clínico y ahora esperan la luz verde de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).
“Ya entregamos a la Anvisa toda la documentación necesaria. Se espera que la respuesta salga en las próximas semanas. Estamos listos para empezar”, dice a Agência FAPESP Ricardo Tostes Gazzinelli, coordinador del Centro de Tecnología de Vacunas de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) e investigador principal de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
Para desarrollar la formulación de la vacuna, el grupo coordinado por Gazzinelli fusionó dos proteínas diferentes del Sars-CoV-2: la N (procedente de la nucleocápside, la estructura que alberga el material genético del virus) y una porción de la S (espiga o pico) utilizado por el patógeno para unirse e invadir la célula humana. La molécula quimérica resultante se denominó SpiN.
La estrategia pretendía inducir en el organismo la llamada respuesta inmune celular, es decir, la producción de células de defensa (linfocitos T) especializadas en reconocer y matar a los nuevos coronavirus. En teoría, este tipo de protección seguiría siendo eficaz incluso ante la aparición de nuevas variantes.
“Las vacunas Covid-19 actualmente en uso tienen como objetivo principal inducir la producción de anticuerpos neutralizantes contra la proteína S, que evitan que el virus infecte las células humanas. A esto se le llama respuesta inmune humoral. Pero, a medida que surgieron variantes con muchas mutaciones en la proteína S, los anticuerpos perdieron la capacidad de reconocer este antígeno. La proteína N, en cambio, se mantuvo más conservada en las nuevas cepas”, explica la estudiante de doctorado Julia Castro, quien realizó los ensayos preclínicos bajo la dirección de Gazzinelli.
Según explicó el investigador, que también es profesor invitado de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto de la Universidad de São Paulo (FMRP-USP), la vacuna basada en la proteína quimérica SpiN no induce, por sí sola, la producción de anticuerpos neutralizantes. Sin embargo, si se utiliza como dosis de refuerzo, puede estimular tanto la inmunidad humoral generada por la vacunación previa como la inmunidad celular, brindando una doble protección.
pruebas de desafío
Los experimentos con animales fueron realizados en un laboratorio con alto nivel de bioseguridad instalado en la FMRP-USP. En un primer paso, la eficacia de la vacuna se probó en ratones genéticamente modificados para expresar la proteína humana ACE2, a la que se une el virus (a través de la proteína S) para infectar la célula huésped. Este modelo imita la forma severa de Covid-19.
Una parte de los animales recibió dos dosis del inmunizador, con un intervalo de 21 días, mientras que los demás recibieron solo placebo. Un mes después, los roedores fueron expuestos a una alta carga viral por vía intranasal. Se realizaron diferentes experimentos para probar la protección de la vacuna frente a la cepa salvaje de Sars-CoV-2 (aislada en China en 2019), frente a la variante delta (India, 2020) y frente al omicrón (Sudáfrica, 2021).
“En el grupo placebo, el 100% de los animales infectados con la cepa Wuhan [China] o con el delta muerto. Por otro lado, los ratones expuestos al omicron no murieron, pero desarrollaron una patología importante en el pulmón. En el grupo inmunizado, todos los animales sobrevivieron a las tres cepas y el tejido pulmonar se conservó mejor. Además, observamos una reducción de la carga viral que varió entre 50 y 100 veces”, dice Castro.
El siguiente paso fue probar la vacuna en un modelo de enfermedad moderada. Para ello se utilizaron hámsters, que naturalmente están infectados por el virus, pero no de manera muy eficiente.
Los animales recibieron dos dosis del inmunizador y, después de un mes, fueron expuestos a la cepa Wuhan o Delta. En comparación con el grupo que solo recibió placebo, los vacunados tenían una carga viral aproximadamente diez veces menor y menos signos de daño pulmonar.
estabilidad y seguridad
En el Centro de Tecnología de Vacunas de la UFMG, fue creada una plataforma para producir la proteína quimérica SpiN en cultivos de bacterias genéticamente modificadas. Allí también se realizaron pruebas de pureza -para asegurar que no haya contaminantes en la formulación- y pruebas de estabilidad, que tienen como objetivo conocer la durabilidad del inmunizador a diferentes temperaturas.
“Los resultados indican que la vacuna permanece viable hasta por dos semanas cuando se almacena a temperatura ambiente. Sin embargo, si se mantiene a 4oC, dura al menos seis meses”, dice Gazzinelli.
También según el investigador, la seguridad y la toxicidad del inmunizador fueron probadas en experimentos con ratas. “Ya tenemos el lote clínico y completamos todas las pruebas necesarias para obtener la aprobación de Anvisa. Por eso esperamos iniciar el ensayo clínico a mediados de septiembre”, dice.
Las pruebas de las fases 1 y 2, para evaluar la seguridad en humanos y la capacidad de inducir una respuesta inmune, se realizarán en la Facultad de Medicina de la UFMG, bajo la coordinación de los profesores Helton Santiago y Jorge Pinto. La propuesta es inmunizar a personas previamente vacunadas contra la Covid-19 (que hayan recibido alguna de las vacunas disponibles en Brasil durante al menos seis meses).
“Será una dosis de refuerzo. Los voluntarios del grupo de control recibirán la vacuna de AstraZeneca. Luego compararemos la producción de anticuerpos neutralizantes, anticuerpos totales contra el SARS-CoV-2 y la respuesta de los linfocitos T. La expectativa es que nuestra formulación induzca una respuesta celular aún más fuerte”, dice Gazzinelli.
*Este contenido es de la Agência FAPESP.