Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Pablo (FM-USP) constataron que el SARS-CoV-2 infecta y se replica en células de las glándulas salivares
Mediante el análisis de muestras de tres tipos de glándulas salivales, obtenidas durante un procedimiento de autopsia mínimamente invasiva en pacientes que fallecieron por complicaciones del COVID-19 en el Hospital de Clínicas de la FM-USP, encontraron que estos tejidos especializados en la producción y secreción de saliva son reservorios para el nuevo coronavirus.
Los resultados del estudio, apoyado por la FAPESP, fueron publicados en el Journal of Pathology.
Los hallazgos contribuyen a explicar por qué el nuevo coronavirus se encuentra en grandes cantidades en la saliva, lo que permitió realizar pruebas diagnósticas para COVID-19 a partir del fluído, subrayan los autores del trabajo.
“Es el primer reporte de un virus respiratorio capaz de infectar y replicarse en las glándulas salivales. Hasta ahora, se creía que solo los virus causantes de enfermedades de muy alta prevalencia, como el del herpes, utilizaban las glándulas salivales como reservorio. Esto puede ayudar a explicar por qué el SARS-CoV-2 es tan contagioso”, dijo a la Agencia FAPESP Bruno Fernandes Matuck, candidato a doctorado en la Facultad de Odontología de la USP y primer autor del estudio.
Los investigadores ya habían demostrado, en un estudio anterior, la presencia de ARN del SARS-CoV-2 en el tejido periodontal de pacientes que murieron como resultado de COVID-19 (lea más en agencia.fapesp.br/35512/).
Debido a la alta infecciosidad del SARS-CoV-2 en comparación con otros virus respiratorios, plantearon la hipótesis de que el nuevo coronavirus podría infectar y replicarse en las células de las glándulas salivales y así aparecer en la saliva sin tener contacto con las secreciones nasales y pulmonares.
Esto se debe a que estudios internacionales previos han demostrado que el conducto salival tiene el receptor ACE-2, con el que se une la proteína espiga del SARS-CoV-2 para infectar las células. Más recientemente, otros grupos de científicos han informado haber observado en estudios con animales que, además de ACE2, receptores como la serina proteasa 2 transmembrana (TMPRSS) y la furina, presentes en los tejidos de las glándulas salivales, son objetivos del SARS-CoV-2.
Para contrastar esta hipótesis en humanos, se realizaron biopsias guiadas por ultrasonido en 24 pacientes fallecidos por COVID-19, con una edad media de 53 años, para extraer muestras de tejido de las glándulas parótida, submandibular y menores.
Las muestras de los tejidos se sometieron a análisis molecular (RT-PCR) para identificar la presencia del virus. Los resultados indicaron la presencia del virus en tejidos en más de dos tercios de las muestras.
Mediante marcaciones inmunohistoquímicas, en las que se coloca un tinte en una molécula que se adhiere al virus y a los receptores, se pudo observar la presencia del virus in situ, dentro de los tejidos. Y, mediante microscopía electrónica, no solo se detectó la presencia, sino que también se identificó el virus que se replica en las células y el tipo de orgánulo que utiliza para tal fin.
“Observamos varios virus agrupados en las células de las glándulas salivales, una indicación de que se están replicando dentro de ellas. No estaban presentes en estas células de forma pasiva”, dice Matuck.
Boca como puerta de entrada directa
Los investigadores ahora tienen la intención de evaluar si la boca puede ser una puerta de entrada directa para el SARS-CoV-2, ya que los receptores ACE2 y TMPRSS se encuentran en distintos lugares de la cavidad, tales como en el tejido gingival y la mucosa oral. Además, la boca tiene un área de contacto más grande que la cavidad nasal, identificada como el principal punto de entrada del virus.
“A través de una alianza con investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, en los Estados Unidos, pretendemos mapear la distribución de estos receptores en la boca y cuantificar las replicaciones virales en los tejidos bucales”, dice Luiz Fernando Ferraz da Silva, profesor de la FM -USP y coordinador del proyecto.
“Podría ser que la boca sea un medio viable para la entrada directa del virus”, estima Matuck.
Otra idea es ver si las personas mayores tienen más receptores ACE2 en la boca en comparación con las personas más jóvenes, ya que tienen una disminución en el flujo salival. A pesar de esto, los investigadores encontraron incluso en pacientes ancianos, que tienen menos tejido salival, una carga viral alta.
“Estos pacientes casi no tenían tejido salival, era casi todo tejido graso. Pero aun así, todavía tenían una carga viral relativamente alta”, dice Matuck.
El artículo "Salivary glands are a target for SARS-CoV-2: a source for saliva contamination" (DOI: 10.1002/path.5679), de Bruno Fernandes Matuck, Marisa Dolhnikoff, Amaro Nunes Duarte-Neto, Gilvan Maia, Sara Costa Gomes, Daniel Isaac Sendyk, Amanda Zarpellon, Nathalia Paiva de Andrade, Renata Aparecida Monteiro, João Renato Rebello Pinho, Michele Soares Gomes-Gouvêa, Suzana COM Souza, Cristina Kanamura, Thais Mauad, Paulo Hilário Nascimento Saldiva, Paulo H Braz-Silva, Elia Garcia Caldini y Luiz Fernando Ferraz da Silva, puede leerse en: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/path.5679.
Traducción Programa INFOCIENCIA