Tras examinar 3.049 normas federales creadas en 2020, la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo y la ONG Conectas Derechos Humanos analizan por qué Brasil supera las 212.000 muertes por covid-19
El País – La línea del tiempo más macabra de la historia de la salud pública de Brasil emerge del estudio de las normas creadas por el Gobierno de Jair Messias Bolsonaro con relación a la pandemia de covid-19. Desde marzo de 2020, el Centro de Investigaciones y Estudios de Derecho Sanitario de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (USP) y Conectas Derechos Humanos, una de las más respetadas organizaciones de justicia de Latinoamérica, han recopilado y desmenuzado las normas federales y estatales referentes al coronavirus y han producido un boletín llamado Derechos en la pandemia: mapeo y análisis de las normas jurídicas que dan respuesta a la covid-19 en Brasil. Esta semana, lanzan una edición especial en la que afirman: “nuestro estudio ha revelado la existencia de una estrategia institucional de propagación del virus, promovida por el Gobierno brasileño liderado por el presidente de la República”.
EL PAÍS ha tenido acceso con exclusividad al análisis de las ordenanzas, medidas provisionales, resoluciones, instrucciones normativas, leyes, decisiones y decretos del Gobierno federal, que, junto con la recopilación de las declaraciones públicas del presidente, dibujan el mapa que ha convertido a Brasil en uno de los países más afectados por la covid-19 y, al contrario de otras naciones del mundo, todavía no tiene una campaña de vacunación con un cronograma fiable. No es posible medir cuántas de las más de 212.000 muertes de brasileños podrían haberse evitado si, liderado por Bolsonaro, el Gobierno no hubiera llevado a cabo un proyecto de propagación del virus. Pero es razonable afirmar que muchas personas tendrían hoy a sus madres, padres, hermanos e hijos vivos si no existiera un proyecto institucional del Gobierno brasileño para diseminar la covid-19.
Existe intención, existe un plan y existe una acción sistemática en las regulaciones gubernamentales y en las declaraciones de Bolsonaro, según señala el estudio. “Los resultados disipan la persistente interpretación de que parte del Gobierno federal es incompetente y negligente a la hora de gestionar la pandemia. Muy al contrario, la sistematización de los datos, aunque incompletos por la falta de espacio en la publicación para tantos eventos, revela el compromiso y la eficacia de la acción del Gobierno federal para difundir ampliamente el virus en el territorio nacional, declaradamente con el objetivo de reanudar la actividad económica lo antes posible y a cualquier precio”, afirma el editorial de la publicación. “Esperamos que esta línea del tiempo ofrezca una visión global de un proceso que vivimos de forma fragmentada y a menudo confusa”.
El estudio lo coordinan Deisy Ventura, una de las juristas más respetadas de Brasil, que investiga la relación entre pandemias y el derecho internacional y coordinadora del doctorado en Salud Global y Sostenibilidad de la USP; Fernando Aith, profesor titular del Departamento y Política, Gestión y Salud de la Facultad de Salud Pública de la USP y director del CEPEDISA/USP, un centro pionero en la investigación sobre el derecho de la salud en Brasil; Camila Lissa Asano, coordinadora de Programas de Conectas Derechos Humanos; y Rossana Rocha Reis, profesora del Departamento de Ciencias Políticas y del Instituto de Relaciones Internacionales de la USP.
La línea de tiempo se compone de tres ejes presentados en orden cronológico, desde marzo de 2020 hasta los primeros 16 días de enero de 2021: 1) actos normativos del Gobierno federal, que incluyen la edición de normas por parte de autoridades y órganos federales y los vetos presidenciales; 2) actos de obstrucción a las respuestas de los Gobiernos estatales y municipales a la pandemia; y 3) propaganda contra la salud pública, definida como “el discurso político que moviliza argumentos económicos, ideológicos y morales, además de noticias falsas e información técnica no comprobada científicamente, con el propósito de desacreditar a las autoridades sanitarias, debilitar la adhesión popular a las recomendaciones sanitarias basadas en pruebas científicas y promover el activismo político contra las medidas de salud pública necesarias para contener el avance de la covid-19”.
Los autores señalan que la publicación no presenta todas las normas y declaraciones recopiladas y almacenadas en la base de datos de la investigación, sino una selección que busca evitar la repetición y presentar las más relevantes para el análisis. Los datos se recopilaron de la base de datos del proyecto Derechos en la pandemia, de la jurisprudencia del Supremo Tribunal Federal y del Tribunal de Cuentas de la Unión, además de otros documentos y discursos oficiales. En el eje que definen como propaganda, también se utilizó el buscador de Google para recopilar vídeos, publicaciones en redes sociales y noticias.
El análisis muestra que “la mayoría de las muertes serían evitables mediante una estrategia de contención de la enfermedad, lo que constituye una violación sin precedentes del derecho a la vida y del derecho a la salud de los brasileños”. Y esto ha ocurrido “sin que se responsabilice a los gestores implicados, a pesar de que instituciones como el Supremo Tribunal Federal y el Tribunal de Cuentas de la Unión han señalado, innúmeras veces, la disconformidad con el ordenamiento jurídico brasileño de conductas y omisiones conscientes y voluntarias de los gestores federales”. También destacan “la urgencia de discutir con profundidad que representen crímenes contra la salud pública, crímenes de responsabilidad y crímenes de lesa humanidad durante la pandemia de covid-19 en Brasil”.
Los actos y discursos de Bolsonaro son conocidos, pero acaban diluyéndose en el día a día, alimentado por la producción de factoides y noticias falsas, en el que la guerra de odio también es una estrategia para encubrir la consistencia y persistencia del proyecto, que avanza mientras la temperatura se mantiene alta en las redes sociales. La publicación causa conmoción y malestar al sistematizar la producción explícita de maldades que Bolsonaro y su Gobierno han puesto en práctica durante casi un año de pandemia. Uno de los principales méritos del estudio es precisamente articular las distintas medidas oficiales y los discursos públicos del presidente en la línea del tiempo. De este meticuloso análisis surge el plan, con todas sus fases debidamente documentadas.
También se hace explícito contra qué poblaciones se concentran los ataques. Además de los pueblos indígenas, a los que Bolsonaro niega hasta el agua potable, hay una serie de medidas adoptadas para impedir que los trabajadores puedan protegerse de la covid-19 y se aíslen. El Gobierno extiende el concepto de actividades esenciales incluso a los salones de belleza y busca que a varios gremios se les anule el derecho a la ayuda de emergencia de 600 reales (110 dólares) determinada por el Congreso. A la vez, busca implantar un doble rasero para los profesionales de la salud: Bolsonaro veta la totalidad del proyecto que prevé indemnizaciones económicas para aquellos trabajadores que queden incapacitados como consecuencia de su actuación para contener la pandemia y trata de eximir a los funcionarios de cualquier responsabilidad por actos y omisiones en la lucha contra la covid-19. En resumen: se desestimula el trabajo duro y arriesgado de prevención y lucha en una pandemia y se estimula la omisión.
Reteniendo recursos destinados a la covid-19, el Gobierno perjudica la asistencia a los enfermos en los sistemas sanitarios públicos estatales y municipales. La guerra contra gobernadores y alcaldes que intentan implementar medidas para evitar la propagación del virus es constante. La lista es larga. Por medio de vetos, Bolsonaro anula incluso las medidas más básicas, como la obligatoriedad de llevar mascarilla en los establecimientos que tienen autorización para funcionar. Muchas de sus medidas y vetos después los anula el Supremo Tribunal Federal o el propio Legislativo.
Este es otro punto importante: el análisis de los datos también muestra hasta qué punto la situación en Brasil podría ser aún más trágica si el Supremo Tribunal Federal y otras instancias no hubieran detenido varias de las medidas de propagación del virus que creó el Gobierno. A pesar de la fragilidad que han mostrado las instituciones y la sociedad, es visible el esfuerzo de parte de los protagonistas para intentar anular o neutralizar los actos de Bolsonaro. Es posible hacer el ejercicio de proyectar cuánto podrían haber hecho todos estos esfuerzos, sumados y asociados a un Gobierno dispuesto a prevenir la enfermedad y luchar contra el virus, para evitar las muertes en un país que tiene un gran sistema sanitario público. En cambio, Bolsonaro produjo una guerra en la que la mayor parte de la energía de las instituciones y de la sociedad organizada se disipó para reducir el daño que produjeron sus acciones, en lugar de centrarse en la lucha contra la mayor crisis sanitaria en un siglo.
Casi un año después de que surgiera el primer caso de covid-19 en Brasil, queda por ver si la sociedad y las instituciones que no son cómplices de Bolsonaro serán lo suficientemente fuertes para, frente al mapa de acciones institucionales de propagación del virus, detener finalmente a los agentes de diseminación de la enfermedad. La utilización de la máquina del Estado para promover destrucción ha sido determinante para producir la realidad actual, en la que se cavan más mil sepulturas al día para albergar a personas que podrían estar vivas. En el cajón del presidente de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, hay más de 60 peticiones de impeachment. En la Corte Penal Internacional, al menos tres comunicaciones relacionan el genocidio y otros crímenes de lesa humanidad con acciones de Bolsonaro y miembros del Gobierno relacionadas con la pandemia. Las próximas semanas serán decisivas para que los brasileños digan quiénes son y qué responderán a las generaciones futuras cuando les pregunten dónde estaban cuando tantos murieron de covid-19.
Estos son los principales puntos en la línea del tiempo de las acciones de Jair Bolsonaro y su Gobierno:
“Pequeña crisis”
Una ordenanza de la Fundación Nacional del Indígena (Funai) intenta abrir un resquicio para que no indígenas entren, “excepcionalmente” y con el objetivo de realizar “actividades esenciales”, en territorios de pueblos aislados. La medida busca utiliza la covid-19 para crear una puerta de acceso a las comunidades que nunca han tenido contacto con los no indígenas (ni con sus virus y bacterias) o que han decidido vivir sin contacto.
Qué dijo Bolsonaro:Obviamente tenemos una crisis en este momento, una pequeña crisis. En mi opinión, mucho más fantasía. El tema del coronavirus, que noes todo eso que los grandes medios de comunicación difunden o propagan por todo el mundo.
Frase del 7 de marzo, dicha durante un viaje a Miami, Florida, uno de los Estados más golpeados por la pandemia en EE UU. Al menos 23 personas de la comitiva del presidente brasileño se contagiaron durante el viaje.Lo que está mal es la histeria, como si fuera el fin del mundo. Una nación como Brasil solo estará libre cuando un determinado número de personas se contagie y cree anticuerpos.
Frase del 17 de marzo, dicha durante una entrevista en una estación de radio de Río de Janeiro.Pronto, la gente sabrá que estos gobernadores y gran parte de los medios de comunicación los han engañado con este asunto del coronavirus.
Frase del 22 de marzo, durante otra entrevista de radio con una emisora de São Paulo.En mi caso particular, por mi trayectoria como deportista, si pillara el virus no tendría que preocuparme, no sentiría nada o, como mucho, sería como estar resfriado o tener la gripe.
Frase del 24 de marzo, dicha durante un mensaje oficial emitido en directo por televisión.El brasileño tiene que ser estudiado, no pilla nada. El tipo salta a una alcantarilla, sale, se sumerge y no le pasa nada.25 de marzo
Frase del 25 de marzo, pronunciada durante un mítin improvisado frente al Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial en Brasilia.El virus está ahí. Vamos a tener que enfrentarlo, pero vamos a enfrentarlo como hombres, joder. No como niños. Enfrentemos el virus con realidad. La vida es así. Todos moriremos algún día.
Frase del 29 de marzo, dicha durante un paseo por la capital brasileña.
Cambio de ministro
Bolsonaro destituye al ministro de Sanidad durante la pandemia. Luiz Henrique Mandetta, además de político, es médico. El principal motivo de la destitución son las discrepancias sobre el uso de cloroquina y sobre la actuación del Ministerio, guiada por las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A finales de marzo, según Mandetta, el presidente comenzó a buscar asesoramiento para contrarrestar los datos y la estrategia del Ministerio de Sanidad: “El Palacio del Planalto ahora lo frecuentan médicos bolsonaristas. (…) Él [Bolsonaro] quería gente a su alrededor que dijera lo que él quería oír. (…) Nunca se le pasó por la cabeza proponer la cloroquina como un camino hacia la salud. Su preocupación era siempre: ‘Vamos a dar este medicamento porque, con esta cajita de cloroquina en mano, los trabajadores volverán a trabajar, volverán a producir’. (…) Su proyecto para luchar contra la pandemia es decir que el Gobierno tiene el remedio y que quien lo tome estará bien. Solo morirán los que iban a morirse de todos modos”.
El Congreso aprueba una ayuda de emergencia de 600 reales (110 dólares), una medida parlamentaria que la mayoría de los beneficiarios asocian erróneamente con Bolsonaro, lo que se traduce en un aumento de la popularidad del presidente.
Qué dijo Bolsonaro:¿Te da miedo pillar el virus? Es broma. Y el virus es algo que tendrá el 60%, o el 70% [de la población]. (…) No sé de ningún hospital que esté abarrotado.
Frase del 2 de abril, dicha a sus seguidores congregados frente al Palacio de Planalto, la sede del Poder Ejecutivo en Brasilia.Hace 40 días que hablo de la hidroxicloroquina como tratamiento para la covid-19. La cloroquina se presenta cada vez más como algo eficaz
Un tuit del 8 de abril.Nadie me va a quitar mi derecho a ir y venir.
Frase del 10 de abril, durante un paseo que se convirtió en una aglomeración en Brasilia. Bolsonaro salió a las calles para desafiar la decisión de algunos gobernadores estatales que habían impuesto medidas de aislamiento y restricción a la circulación.Parece que este tema del virus empieza a desaparecer.
Frase del 12 de abril, dicha durante una videoconferencia con líderes religiosos para celebrar la Pascua.No soy un sepulturero.
Frase del 20 de abril, pronunciada durante una rueda de prensa en el Palacio de la Alvorada. Bolsonaro contestó con estas palabras uan pregunta sobre las muertes provocadas por la covid-19.¿Y qué? Lo lamento, ¿qué quieres que haga? Me llamo Messias, pero no hago milagros.
Frase del 28 de abril, dicha durante una entrevista. Bolsonaro hace referencia a su segundo nombre al responder una pregunta sobre el número de muertos.
Guerra con los Estados
Bolsonaro utiliza decretos para boicotear las determinaciones que han tomado los Estados y las Alcaldías para prevenir la propagación de la covid-19. Para ello, amplía la comprensión de lo que es una actividad esencial durante una pandemia y que, por tanto, puede seguir funcionando a pesar de la gravedad de la emergencia sanitaria. Así, el sector de la construcción, los salones de belleza y las barberías, los gimnasios y los servicios industriales en general se convierten en “actividades esenciales”.
El presidente también intenta eximir a los agentes públicos de ser responsables civil y administrativamente por los actos y omisiones en la lucha contra la pandemia. Bolsonaro también veta la ayuda de emergencia de 600 reales al mes instituida por el Congreso para pescadores artesanales, taxistas, conductores de aplicaciones, conductores de transporte escolar, repartidores de aplicaciones, profesionales de educación física autónomos, vendedores ambulantes, feriantes, camareros, niñeras, manicuros, peluqueros y profesores contratados que no estén cobrando el sueldo. En virtud de la ley aprobada por el parlamento, estos gremios recibirían la ayuda de emergencia, para que pudieran aislarse y protegerse del virus.
El ministro da Sanidad, el médico Nelson Teich, dimite: “No voy a manchar mi historial por la cloroquina”. Quien asume el cargo, de forma interina, es el general en activo Eduardo Pazuello. En un acto oficial, el militar afirmó que antes de asumir el cargo “ni siquiera sabía qué era el SUS”, el sistema sanitario público brasileño. La militarización del ministerio aumenta todavía más. Un protocolo del Ministerio de Sanidad determina que se utilice cloroquina en todos los casos de covid-19, un fármaco que ha demostrado ser ineficaz contra el coronavirus.
Bolsonaro empieza una guerra contra los gobernadores. El Consejo Nacional de Salud denuncia que más de 8.000 millones de reales (casi 1.500 millones de dólares) destinados a la lucha contra la pandemia han dejado de llegar a los estados y municipios, que sufren la falta de material básico, respiradores y camas. El Consejo lanza la campaña “¡Reparte ya!”.
Qué dijo Bolsonaro:Me gustaría que todos volvieran a trabajar, pero no soy yo quien lo decide, sino los gobernadores y los alcaldes.
Frase del 1 de mayo, dicha durante un mensaje emitido en directo por el Día del Trabajador.Es una neurosis. El 70% [de la población] contraerá el virus. No se puede hacer nada. Es una locura.
Frase del 9 de mayo, dicha durante un paseo en jet-sky en el lago Paranoá, en Brasilia.Si es así, es la guerra. Si quieren voy a São Paulo, tienen que luchar contra el gobernador.
Frase del 14 de mayo, dicha durante una videoconferencia promovid por la Federación de Industrias del Estado de São Paulo. Bolsonaro incitó a los empresarios a luchar contra el confinamiento decretado por el gobernador João Doria.Los que son de derecha toman cloroquina, los que son de izquierda toman Tubaína [un popular refresco asociado a los más pobres].
Frase del 19 de mayo, rescatada en una entrevista con un blog.Lamento las muertes, pero la realidad es esa. todo el mundo se morirá. No va a quedar nadie. (…) Y si te mueres en medio del campo, encima se te comerán los buitres. (…) ¿Por qué llevar el terror al pueblo? Todo el mundo se morirá. Los que tengan una edad avanzada y sean débiles, si contraen el virus, tendrán dificultades. Los que tengan enfermedades, comorbilidades, también tendrán dificultades. A estas personas las tiene que aislar su familia, el Estado no tiene forma de cuidar a todos.
Frase del 22 de mayo, pronunciada durante un discurso frente al Palacio de Planalto.No se puede seguir así. sabemos que tenemos que preocuparnos por el virus, especialmente los ancianos, los tienen enfermedades, los que son débiles, pero [sin] eso de cerrar la economía. 70 días con la economía cerrada. ¿Hasta cuándo va a durar esto?
Frase del 26 de mayo, dicha durante una entrevista.
Apagón de datos
Bolsonaro incita a sus seguidores a invadir hospitales y filmar, con la justificación de que las cifras de pacientes y de ocupación de camas están infladas. El 3 de junio, el Gobierno publica los datos de la covid-19 con retraso, después de las 10 de la noche. El 5 de junio, la página web del Ministerio de Sanidad está fuera de servicio y vuelve a funcionar al día siguiente con información solo de las últimas 24 horas. La prensa denuncia el intento de encubrir las cifras de contagiados y muertos por la covid-19. La sociedad pierde la confianza en los datos oficiales y seis de los principales periódicos y medios digitales de periodismo —G1, O Globo, Extra, O Estado de S. Paulo, Folha de S. Paulo y UOL— forman un consorcio para registrar las cifras de la pandemia.
Qué dijo Bolsonaro:Encuentra una forma de entrar y filmar. Hay mucha gente que ya lo hace, pero tiene que hacerlo más gente para mostrar si las camas están ocupadas o no, si los gastos son compatibles o no.
Frase del 10 de junio, pronunciada durante una transmisión en directo por Facebook.
Vetos de maldad
Bolsonaro veta la obligatoriedad de llevar mascarillas en establecimientos comerciales e industriales, templos religiosos, escuelas y otros lugares cerrados donde se reúnan personas. También veta la multa a los establecimientos que no pongan gel hidroalcohólico al 70% cerca de la entrada, los ascensores y las escaleras mecánicas.
Bolsonaro veta la obligación de que los establecimientos operativos durante la pandemia proporcionen gratuitamente mascarillas de protección individual a sus empleados y colaboradores. También veta la obligación de fijar carteles informativos sobre el uso correcto de la mascarilla y de equipos de protección individual en las prisiones y en los establecimientos socioeducativos.
Bolsonaro veta las medidas de protección para las comunidades indígenas durante la pandemia de covid-19. Entre ellas: el acceso a agua potable, material de higiene y limpieza, camas de hospital y UCI, ventiladores y máquinas de oxigenación sanguínea, material informativo sobre la covid-19 y conexión de internet en las aldeas. También veta la obligación del Gobierno federal de distribuir alimentos a los pueblos indígenas durante la pandemia en forma de cestas básicas, semillas y herramientas.
El Ejército paga un 167% más por el principal componente de la cloroquina, con la siguiente justificación: “producir esperanza para los corazones angustiados”.
El magistrado del Supremo Gilmar Mendes, al criticar la militarización del Ministerio de Sanidad, define la respuesta del Gobierno federal a la pandemia como un “genocidio”: “No podemos tolerar más lo que ocurre en el Ministerio de Sanidad. (…) Hay que dejarlo muy claro: el Ejército se está asociando con este genocidio, no es razonable. Hay que poner fin a esto”.
Qué dijo Bolsonaro:Lamento las muertes. Muere gente todos los días, por diversas causas. Es la vida.
Frase del 30 de julio, dicha en medio de una aglomeración en Bagé, ciudad del Estado de Río Grande del Sur. Bolsonaro, que unos días antes había anunciado que ya no tenía el coronavirus, cuestionó a los congregados: “¿De qué tienen miedo? Enfréntenlo”.
Ataque a la vacuna
Bolsonaro veta en su totalidad el proyecto de ley que determina las compensaciones económicas que pagará el Gobierno federal a los profesionales de la salud que queden incapacitados por haber luchado contra la covid-19.
El Gobierno de Bolsonaro ignora la propuesta de Pfizer, que garantiza la entrega del primer lote de vacunas el 20 de diciembre de 2020.
El Ministerio de Sanidad rechaza la donación de al menos 20.000 kits de pruebas PCR para detectar la covid-19 de LG International, dos meses después de la oferta.
Qué dijo Bolsonaro:Soy la prueba viva de que [la cloroquina] funciona. Muchos médicos defienden este tratamiento. Sabemos que han muerto más de 100.000 personas en Brasil. Si hubieran sido tratadas antes con este medicamento, esas vidas [sic] podrían haberse evitado.
Frase del 13 de agosto, pronunciada durante la inauguración de una obra en el Estado de Pará, en el noreste del país.En mi opinión, guardando las debidas proporciones, no he visto que nadie en el mundo haya afrontado este asunto mejor que nuestro Gobierno.
Frase del 19 de agosto, dicha durante la firma de las medidas provisionales de acceso a crédito para pequeños empresarios.Si [la cloroquina] no se hubiera politizado, se podrían haber salvado muchas vidas de las 115.000 que el país ha perdido hasta ahora. (…) Algunos cambian de médico, yo cambié de ministro. [Nelson] Teich entró y se quedó 30 días, después, para no tener otro cambio, dejé a un interino, Eduardo Pazuello. (…) Pazuello decidió cambiar la orientación y puso que ‘en cualquier situación, se recete la cloroquina’, para que el médico tuviera su libertad.
Frase del 24 de agosto, pronunciada durante un evento oficial que el Gobierno llamó “Brasil venciendo la covid-19”.Cuando un imbécil como ustedes pilla el virus, las probabilidades de sobrevivir son mucho menores que las mías.
Frase del 24 de agosto, dicha a los periodistas durante el mismo evento que la declaración anterior.Nadie puede obligar a nadie a vacunarse.
Frase del 31 de agosto, dicha durante una conversación con sus seguidores en el jardín de la residencia presidencial.
Un militar en Sanidad
Una resolución de la Junta Directiva Colegiada de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) flexibiliza aún más la prescripción de ivermectina y nitazoxanida, dispensando la tenencia de receta para comprarlos en la farmacia. El Gobierno hace propaganda de estos medicamentos, anunciándolos como eficaces para la covid-19, pero estudios científicos demuestran que no disminuyen la gravedad de la enfermedad ni evitan la muerte de los pacientes. El general en activo Eduardo Pazuello es nombrado oficialmente ministro de Sanidad.
Qué dijo Bolsonaro:Estamos prácticamente venciendo la pandemia. El Gobierno ha hecho todo lo posible para minimizar sus efectos negativos, ayudando a los alcaldes y gobernadores con las necesidades sanitarias (…) [Brasil] es uno de los países que menos ha sufrido la pandemia.
Frase del 11 de septiembre, dicha durante una aglomeración en Bahía.
Vacuna china
Bolsonaro afirma que la pandemia se ha sobredimensionado, miente al decir que la cloroquina garantiza una curación del 100% si se usa al inicio de los síntomas y cancela la compra de 46 millones de dosis de la vacuna china Coronavac por parte del Ministerio de Sanidad: “El pueblo brasileño no será la cobaya de nadie”.
Qué dijo Bolsonaro:Entramos [en] 2020, y tuvimos el problema de la pandemia que, a mi entender, se ha sobredimensionado.
Frase del 14 de octubre, pronuncada durante una ceremonia oficial.En Brasil, tomando la cloroquina al inicio de los síntomas, 100% curado.
Frase del 24 de octubre, dicha a unos visitantes franceses en el p Palacio de la Alvorada.Todo el mundo dice que la vacuna que menos tardó salió en cuatro años. No sé por qué correr para esta…
Frase del 26 de octubre, dicha durante una conversación con sus seguidores en la puerta de la residencia presidencial.La pandemia está terminado. Creo que [João Doria, gobernador de São Paulo] quiere vacunar al personal a la fuerza porque [la pandemia] va a terminar y luego va a decir: “Se acabó gracias a mi vacuna”. Lo que está acabando es su Gobierno, eso seguro (…) ¿Qué veo en el tema de la pandemia? Se está yendo, eso ya ha pasado, lo vemos en los libros de historia.
Una declaración escrita difundida el 30 de octubre por una página afín al presidente.
Producción de mentiras
A pesar de que todos los hechos y cifras lo refutan, Bolsonaro afirma que Brasil es uno de los países que menos ha sufrido la pandemia. Sigue atacando la vacuna.
Qué dijo Bolsonaro:¿Esta historia de la segunda ola es cierta o no? ¿O es para destruir definitivamente la economía?” (…) “Aprovecho la oportunidad, las elecciones municipales… La gente no le da mucha importancia a los concejales y alcaldes, pero es importante preocuparse y votar bien. El alcalde que lo cerró todo, si crees que lo hizo bien, vótale. Si no, cambia. (…) El sector turístico se fue a tomar viento, ¿no? ¿Quién mandó que se cerrara todo, que la gente se quedara en casa? No fui yo, ¿no? Para que quede claro, la destrucción de empleo en Brasil, ¿quién la ha hecho?
Una frase del 9 de noviembre, dicha en una declaración difundida en el canal de YouTube del presidente.Todo ahora es pandemia. Hay que acabar con esto, jo. Lamento los muertos, lo lamento. Todos moriremos algún día. No sirve de nada huir de eso, huir de la realidad. Hay que dejar de ser un país de maricas, jo.
Frase del 10 de noviembre, dicha durante una ceremonia oficial.Muerte, invalidez, anomalía. Esta es la vacuna que Doria quería obligar a tomar a todos los habitantes de São Paulo. El presidente dijo que la vacuna nunca podría ser obligatoria. Una más que gana Jair Bolsonaro10 de noviembre
Una declaración difundida en Facebook el mismo 10 de noviembre. Con estas palabras, Bolsonaro celebró la suspensión de las pruebas de la vacuna coronavac en São Paulo.La cuestión de la mascarilla, algún día se hará un estudio serio que hable de la eficacia de la mascarilla… Será el último tabú en caer.
El 26 de noviembre Bolsonaro dijo esta frase durante una transmisión en directo.
¿Cuál es el plan?
Bolsonaro anuncia que no se vacunará y actúa para crear pánico en la población, aludiendo a terribles efectos secundarios. En respuesta al cuestionamiento del Supremo, el Ministerio de Sanidad presenta el Plan Nacional para Operacionalizar la Vacunación. Sin embargo, el Gobierno todavía no tiene ninguna vacuna que ofrecer ni un calendario fiable de vacunación. Once exministros de Sanidad de diferentes partidos publican un artículo en el que denuncian la “desastrosa e ineficaz conducta del Ministerio en relación con la estrategia brasileña de vacunación de la población contra la covid-19”. Todavía no hay un plan de emergencia para los indígenas. El magistrado Luís Roberto Barroso, del Supremo, afirma: “Es impresionante que, después de casi 10 meses de pandemia, el Gobierno federal no haya conseguido lo mínimo: presentar un plan con sus elementos esenciales, una situación que sigue poniendo en riesgo la vida y la salud de los pueblos indígenas”.
Qué dijo Bolsonaro:Estamos viviendo el final de pandemia.
Una declaración del 10 de diciembre, durante la inauguración de una obra en Porto Alegre.No voy a vacunarme y punto final. ¿Mi vida está en riesgo? Es mi problema.15 de diciembre
Frase del 15 de diciembre, durante una “visita técnica” organizada por la Compañía de Almacenes y Depçositos Generales de São Paulo, que congregó a cientos de seguidores de Bolsonaro sin medidas de seguridad.Allí, en medio del prospecto, está escrito que la empresa no se hace responsable de ningún efecto secundario. Eso hace que se encienda una alarma. Empezamos a preguntarle a la gente: “¿te vas a vacunar?”
Frase dicha el 16 de diciembre en una entrevista.En el contrato de Pfizer, está muy claro… Nosotros [Pfizer] no somos responsables de ningún efecto secundario. Si te transformas en un caimán, es tu problema (…). Si te transformas en Superman, si le sale barba a alguna mujer o si algún hombre empieza a hablar con voz fina, ellos [Pfizer] no tienen nada que ver.
Una declaración del 18 de diciembre.La pandemia, realmente, está llegando a su fin. Ahora tenemos una pequeña subida, lo que se llama un pequeño repute, que puede ocurrir, pero la prisa de la vacuna no está justificada. (…) Van a inocularte algo. Tu sistema inmunológico puede reaccionar, incluso de forma inesperada
Frase del 19 de diciembre, durante una entrevista con uno de sus hijos transmitida por YouTube.
Muertos por asfixia
El Ministerio de Relaciones Exteriores afirma haber comprado 2 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca/Oxford a la India. En los días siguientes, el Gobierno federal organiza una gran operación de propaganda, que incluye la divulgación masiva en los medios de comunicación y la colocación de un adhesivo enorme en un Airbus de la compañía aérea Azul, que realizaría un “viaje histórico” con el eslogan: “Vacunación. Brasil inmunizado. Somos una nación”. Bolsonaro llega a enviar una carta al primer ministro de la India en la que solicita el envío urgente de las dosis, pero la India suspende la operación. Ante el colapso sanitario en Manaos, donde pacientes mueren asfixiados por falta de oxígeno en los hospitales, el ministro de Sanidad, el general en activo Eduardo Pazuello, declara: “¿Qué vas a hacer? Nada. Tú y todo el mundo esperaréis a que llegue el oxígeno y se distribuya”. Bolsonaro veta parte de la Ley Complementaria nº 177 del 12 de enero de 2020, aprobada por amplia mayoría en el Senado (71 votos a 1) y en la Cámara de Diputados (385 votos a 18). Según la Agencia de la Fundación de Amparo a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP), los vetos presidenciales restarán 1.700 millones de dólares a las inversiones en ciencia, tecnología e innovación de este año, impidiendo que Brasil desarrolle una vacuna contra la covid-19, a pesar de contar con la infraestructura y los recursos humanos suficientes. Las comunidades académica y empresarial se movilizan para derribar los vetos.
Qué dijo Bolsonaro:Brasil está en quiebra, jefe. Yo no consigo hacer nada. Quería modificar la tabla del impuesto sobre la renta y llegó este virus, potenciado por los medios de comunicación que tenemos, esos medios sinvergüenzas.
Una declaración del 5 de enero, durante un discurso en la puerta del Palacio de Planalto.
El presidente Bolsonaro mantiene falsamente que la Corte Suprema ha prohibido al Gobierno Federal intervenir en la gestión de la pandemia y que esta responsabilidad quedaría en manos de los Estados y de los municipios. Sin embargo, el tribunal hizo una inusual declaración pública para desmentir al presidente y manifestó que dicha decisión no lo eximía de sus responsabilidades. Bolsonaro también ha reiterado que las medidas de aislamiento social no pueden prevalecer sobre el funcionamiento de la economía para evitar empeorar el panorama general del país. El Gobierno destaca que impulsó durante la pandemia uno de los mayores programas de asistencia financiera del mundo para los más vulnerables, que finalizó en diciembre.
El Ministerio de Salud, por su parte, dice que ha apoyado a los Estados y municipios con la transferencia de recursos e insumos y mantiene el discurso de que el tratamiento temprano de la covid-19, con medicamentos sin eficacia probada, es capaz de evitar que la enfermedad se agrave.
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