Estudiantes que antes de la pandemia de Covid 19 ya presentaban problemas de salud mental, adhirieron menos a las clases online durante el período de aislamiento social, cuando los establecimientos de educación estaban cerrado. O sea, aún teniendo acceso a internet, esos alumnos dejaron de participar de la enseñanza a distancia. Por otro lado, entre aquellos que adhirieron a la modalidad, no hubo registro de impacto directo en la salud mental.
Estos son los principales hallazgos de un estudio realizado por investigadores brasileños que compararon los efectos de los síntomas mentales en los mismos jóvenes antes y durante la pandemia. Entre estos síntomas se encuentran, por ejemplo, hiperactividad y problemas con las relaciones con los compañeros o el comportamiento. El trabajo ha sido publicado en la plataforma PsyArXiv Preprints de la Sociedad para la Mejora de la Ciencia Psicológica y está a la espera del proceso de revisión por pares.
“Como la salud mental de los estudiantes es un factor de impacto en la educación, buscamos entender la influencia de ésta en las clases en línea. Concluimos que los problemas anteriores aumentaron la desigualdad de acceso al sistema a distancia, pero el sistema de clases en línea en sí mismo no tuvo impacto en los síntomas”, explica la neurocientífica Patrícia Pinheiro Bado, del Hospital de Clínicas de Porto Alegre, vinculado a la Universidad Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), y primera autora del artículo.
La investigación contó con el apoyo de la FAPESP y contó con una muestra de 672 estudiantes entre 16 y 24 años con acceso a internet. De estos, 511 se matricularon en clases online y 161 (31,5%) no se matricularon en educación a distancia mientras las instituciones estuvieron cerradas.
Los alumnos fueron evaluados antes y durante la pandemia utilizando el Cuestionario de Fuerzas y Dificultades (SDQ, por su sigla en inglés). El método rastrea los problemas de salud mental en cuatro subescalas: hiperactividad, problemas emocionales, de conducta y de relación. El análisis de datos se realizó con la ayuda de modelos de regresión múltiple y se ajustó para no verse influenciado por eventos escolares negativos anteriores, como suspensiones y repitencias, número de días sin clases presenciales, nivel socioeconómico, género y edad.
Los científicos querían investigar dos puntos principales: si los problemas de salud mental previos a la pandemia estaban asociados con el acceso al aprendizaje online y si aquellos que adoptaron el aprendizaje a distancia tendrían menos problemas de salud mental durante el aislamiento.
La conclusión fue que presentar un síntoma previo de trastorno mental aumenta la probabilidad de que el joven no acceda a clases online. Según el artículo, el aumento de un punto en la escala SDQ, que va de 0 a 40, antes de la pandemia aumenta en un 6% la posibilidad de no participar a distancia.
Esta comparación entre los dos momentos fue posible porque los participantes son parte del Estudio Brasileño de Cohorte de Alto Riesgo para Trastornos Psiquiátricos Infantiles (BHRC), una gran encuesta comunitaria que ha seguido a 2.511 niños y jóvenes desde 2010.
El BHRC, también conocido como Proyecto Conexión – Mentes del Futuro, es considerado uno de los principales seguimientos sobre riesgos de trastornos mentales ya realizados en la psiquiatría brasileña. Forma parte del Instituto Nacional de Psiquiatría del Desarrollo del Niño y del Adolescente (INPD), apoyado por la FAPESP y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq).
El INPD cuenta con más de 80 profesores e investigadores de 22 universidades y su coordinador general es Eurípedes Constantino Miguel Filho, profesor del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP).
Análisis por sexo
Los investigadores no encontraron, durante la evaluación de los resultados, una asociación entre estar en una clase online y desarrollar síntomas mentales. Un punto que los científicos pudieron detectar en el análisis transversal, pero que quedó completamente explicado por los registros de síntomas antes de la pandemia, fue el hecho de que los estudiantes que accedieron a clases a distancia tenían menos problemas de desatención/hiperactividad en comparación con los participantes que no accedieron a las clases.
El análisis por sexo tuvo un impacto en la adherencia a estas clases: las niñas tenían 2,3 veces más probabilidades de estar matriculadas en la educación a distancia en comparación con los niños.
“Durante la pandemia, los factores que influyeron en la salud mental de los estudiantes fueron el hecho de que ya tenían problemas anteriores, las dificultades económicas enfrentadas por la familia y también el sexo: las niñas reportaron más problemas de salud mental que los niños”, dijo Bado a Agência FAPESP.
Los científicos señalan, sin embargo, que no fue posible comparar la salud mental de los estudiantes que estaban en docencia a distancia con los de clases presenciales, ya que casi la totalidad de los participantes de la muestra no pudieron asistir a la institución educativa por las medidas de aislamiento. (solo cuatro tuvieron clases presenciales en algún momento durante el periodo de pandemia). Como resultado, aún no ha sido posible medir el impacto del cierre de escuelas.
Para el investigador Mauricio Scopel Hoffmann, profesor asociado del Departamento de Neuropsiquiatría de la Universidad Federal de Santa María (UFSM) y coautor del artículo, el trabajo contribuye para la formulación de proyectos que buscan identificar a esos niños y jóvenes con problemas de salud mental.
“Estos resultados hablan de nuestro estudio anterior, que mostró el impacto de los trastornos externalizantes [como agresividad, déficit de atención e hiperactividad] en la evolución escolar de los niños, especialmente las niñas. La detección temprana de este alumnado en riesgo puede ayudar a sortear esta situación de desigualdad educativa”, completa Hoffmann.
En otro artículo publicado a fines del año pasado en la revista Epidemiology and Psychiatric Sciences, el grupo de científicos ya había mostrado el impacto negativo de los trastornos mentales, especialmente los externalizantes, en la educación. Se estima que entre el 5% y el 10% de las repeticiones y las distorsiones de grado por edad (personas fuera del grado apropiado para la edad) no ocurrirían si se previnieran o trataran los problemas de salud mental (lea más en: agencia.fapesp.br/ 37419) .
El investigador refuerza que detectar a jóvenes en riesgo de abandonar los estudios y priorizar políticas públicas con tratamientos adecuados podría prevenir la deserción escolar e incluso involucrarlos en la educación a distancia. “La peor situación es dejarlos fuera del sistema educativo. Pueden no volver a estudiar y, en el futuro, estarán subempleados, con bajos ingresos, perpetuando la desigualdad”.
En Brasil, alrededor de 244.000 niños y adolescentes entre 6 y 14 años no asistían a la escuela en el segundo trimestre de 2021, un aumento del 171% en comparación con 2019. Un informe de la organización Todos Por La Educación, usando datos de la Investigación Nacional por Muestra Contínua de Domicilios (PNAD Contínua), también señaló una caída en el porcentaje de personas del mismo grupo de edad matriculados en la escuela primaria o secundaria. Si bien el 99 % estaba inscrito en 2019, en 2021 el número se redujo al 96 %, el más bajo desde 2012.
“Vemos cada vez más que la salud mental es un factor muy importante para que los estudiantes ingresen y permanezcan en las instituciones educativas. Por lo tanto, las políticas educativas no pueden pensarse aisladas de otros factores, sino en conjunto con los temas de salud”, dice Bado. Según el investigador, un próximo paso será analizar el impacto en el aprendizaje de los jóvenes que participaron de clases online durante la pandemia.
Otra encuesta, también divulgada por la organización Todos Por la Educación a principios de febrero, señaló que casi el 41% de los niños brasileños entre 6 y 7 años no sabían leer ni escribir el año pasado. En dos años, la cifra saltó de 1.429 millones (equivalente al 25% de los niños de la franja de edad) en 2019 a 2.367 millones (40,8%) en 2021.
El artículo "Mental health problems predict inequalities in accessing online classes during COVID-19 pandemic in youth", de los investigadores Patrícia Bado, Mauricio Scopel Hoffmann, Pedro Pan, Eurípedes Constantino Miguel, Luis Rohde y Giovanni Salum, puede leerse en: https://psyarxiv.com/knq49/.
Traducción Programa INFOSALUD