Investigadores de la Universidad de São Paulo (USP) identificaron una sustancia capaz de detener el avance de la enfermedad de Parkinson. AG-490, basado en la molécula de tirfostina, se probó en ratones y evitó la muerte celular de 60%. Inhibía uno de los canales de entrada de calcio en las células cerebrales, uno de los mecanismos por los que la enfermedad provoca la muerte de las neuronas. No hay cura para el Parkinson, solo control de los síntomas.
“Estamos sugiriendo que es este compuesto el que algún día, después de muchas investigaciones, que incluso continuamos, podrá ser utilizado en medicina humana”, explica el profesor Luiz Roberto Britto, que coordina el proyecto junto con investigadores del Instituto de Química de la USP y la Universidad de Toronto, Canadá. Los resultados fueron publicados en la revista Neurobiología Molecular.
La enfermedad de Parkinson se caracteriza por la muerte prematura o degeneración de las células en la región responsable de la producción de dopamina, un neurotransmisor. La ausencia o disminución de dopamina afecta el sistema motor, provocando temblores, lentitud de movimientos, rigidez muscular, desequilibrio, así como alteraciones en el habla y la escritura. La enfermedad también puede causar trastornos gastrointestinales, respiratorios y psiquiátricos.
“La enfermedad es progresiva, las neuronas siguen muriendo, ese es el gran problema. Mueren 10% al principio, luego 20%, un poco más, de hecho el diagnóstico prácticamente solo se hace cuando mueren más de 60% en esa región específica del cerebro”, explica Britto. La identificación de esta sustancia puede estabilizar la enfermedad hasta cierto nivel. “Todavía no sería una cura, pero al menos evitaría que avance con los años y se complique más y más. El individuo termina muriendo más tarde por complicaciones de estas condiciones”.
Sustancia
Britto explica que AG-490 es una sustancia sintética ya conocida en bioquímica. La inspiración para el trabajo provino de un modelo aplicado en Canadá, que demostró que la sustancia tenía un efecto protector sobre el accidente cerebrovascular, también en estudios con animales. Agrega que no se conocen a ciencia cierta los mecanismos que provocan la enfermedad, pero existen algunos que favorecen la muerte de las neuronas. “Acumulación de radicales libres, inflamación en el sistema nervioso, errores en algunas proteínas y entrada excesiva de calcio en las células”, cita.
Por lo tanto, el estudio comenzó a investigar este canal de entrada de calcio llamado TRPM2. Se puede concluir, con la investigación, que cuando el canal está bloqueado, la degeneración de las neuronas, específicamente en las regiones donde son muertas por la enfermedad, disminuye mucho. “La idea es que, quizás, si bloqueamos estos canales con la sustancia, u otros que vayan apareciendo, podamos, al menos, evitar que la enfermedad progrese después de que se haya instaurado”, apunta el investigador.
Los análisis continúan y ahora uno de los primeros pasos es saber cómo se comporta la sustancia con una posterior aplicación a la toxina que induce la enfermedad. Britto explica que en el modelo utilizado, la toxina y el compuesto se aplicaron casi simultáneamente. Los investigadores también quieren saber si el compuesto administrado días después de la toxina conducirá a la protección de las neuronas.
“Otra cosa que tenemos que hacer, y ya tenemos los animales para esto, es usar un modelo de ratón modificado genéticamente, que no tiene este canal TRTM2. Esperamos que los animales que genéticamente no tienen estos canales de calcio sean teóricamente más resistentes a este modelo de enfermedad de Parkinson”, añade.
También será necesario evaluar posibles efectos secundarios. “Estos canales de calcio están en muchos lugares del sistema nervioso y también fuera del sistema nervioso. El bloqueo de canales puede tener repercusiones en otros lugares. Tenemos que evaluar eso”. Los análisis continúan con el apoyo de la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq).