La transmisión del nuevo coronavirus se da principalmente por la inhalación de gotículas de saliva y secreciones respiratorias suspendidas en el aire y, por ese razón, usar barbijos y mantener el distanciamiento social son las formas más eficaces de prevenir el Covid-19 en tanto no haya vacunas para todos.
Baratas, reutilizables y disponibles en distintos colores y estampas, los barbijos de tejido están entre los más usados por los brasileños. Sin embargo, su capacidad de filtrar partículas aéreas de tamaño equivalente al del nuevo coronavirus puede variar entre el 15 y el 70%, según revela un estudio realizado en el Instituto de Física de la Universidad de San Pablo (IF-USP).
Coordinado por el profesor Paulo Artaxo y apoyado por la FAPESP, el trabajo es parte de la iniciativa “¡respira!”, cuyo objetivo era garantizar la accesibilidad de la comunidad de la USP a barbijos seguros. Los resultados fueron publicados en la revista Aerosol Science and Technology.
“Evaluamos la eficiencia de filtración de 227 modelos vendidos en Brasil, ya sea en farmacias o en tiendas populares. Nuestro objetivo era saber hasta qué punto la población está realmente protegida con estas diferentes máscaras”, dijo Artaxo a Agência FAPESP.
Para realizar la prueba, los científicos utilizaron un equipo que produce, a partir de una solución de cloruro de sodio, partículas de aerosol de tamaño controlado, en este caso 100 nanómetros (el SARS-CoV-2 equivale aproximadamente a 120 nanómetros). Después de que el chorro de aerosol se lanzara al aire, se midió la concentración de partículas antes y después de la máscara.
Los modelos que resultaron más efectivos en la prueba, como se esperaba, fueron las mascarillas quirúrgicas y el tipo PFF2/N95 –ambas de uso profesional y certificadas-, que lograron filtrar entre el 90% y el 98% de las partículas de aerosol. A continuación se encuentran los TNT (hechos de polipropileno, un tipo de plástico) vendidos en farmacias, cuya eficiencia osciló entre el 80% y el 90%. Finalmente llegaron los de tela, un grupo que incluye modelos hechos con algodón y materiales sintéticos, como lycra y microfibra. En este caso, la eficiencia de filtración varió entre el 15% y el 70%, con una media del 40%. Y algunos factores han demostrado ser críticos para aumentar o disminuir el grado de protección.
“En general, las máscaras con costuras en el medio protegen menos, ya que la máquina hace agujeros en la tela que aumentan el paso del aire. La presencia de un clip nasal, que ayuda a fijar la mascarilla en el rostro, aumenta considerablemente la filtración, debido al mejor ajuste en el rostro. Algunas mascarillas de tela están fabricadas con fibras metálicas que inactivan el virus, como el níquel o el cobre, y por tanto protegen más. Y también hay modelos de material con carga eléctrica, lo que aumenta la retención de partículas. En todos estos casos, sin embargo, la eficiencia disminuye con el lavado, ya que hay desgaste del material”, comenta Fernando Morais, estudiante de doctorado en IF-USP y en el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen), quien es el primer autor del artículo.
Inhale y exhale
Según Artaxo, las mascarillas de algodón de dos capas filtraron considerablemente más partículas de aerosol que las fabricadas con una sola. Pero a partir de la tercera capa, la eficiencia aumentó muy poco, mientras que la respirabilidad disminuyó considerablemente.
“Una de las novedades del estudio fue evaluar la respirabilidad de las máscaras, es decir, la resistencia del material al paso del aire. Las de TNT y de algodón fueron los mejores en este sentido. Los del tipo PFF2/N95 no se mostraron tan cómodos. Pero lo peor fue uno hecho con papel. Este es un aspecto importante, porque si la persona no soporta pasar ni cinco minutos con la mascarilla, es inútil”, dice Artaxo.
Como señalan los autores del artículo, aunque con diferente eficacia, todas las máscaras ayudan a reducir la propagación del nuevo coronavirus y su uso, asociado al distanciamiento social, es fundamental para controlar la pandemia. También afirman que lo ideal sería la producción masiva de mascarillas del tipo PFF2/N95 para distribuir gratuitamente a la población - algo que “debería considerarse en futuras pandemias”, en la evaluación de Vanderley John, coordinador de la iniciativa “¡respire !”, organizada por la Agencia de Innovación de la USP y coautor del estudio.
“Hoy ya está comprobado que la principal forma de contaminación es por el aire y llevar máscaras todo el tiempo es una de las mejores estrategias de prevención, así como mantener las ventanas y puertas abiertas para ventilar al máximo los ambientes”, recomienda Artaxo.
El artículo "Filtration efficiency of a large set of COVID-19 face masks commonly used in Brazil" puede leerse en www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/02786826.2021.1915466.
Traducción Programa INFOSALUD