La medición de los niveles sanguíneos de un aminoácido llamado homocisteína puede ayudar a predecir el riesgo de que una persona desarrolle apnea obstructiva del sueño, una afección caracterizada por interrupciones recurrentes de la respiración causadas por la relajación de los músculos de la garganta durante el sueño. Este simple análisis de sangre también puede ayudar al médico a predecir el riesgo de que el trastorno empeore en pacientes con apnea del sueño leve o moderada.
Esta es la conclusión que surge de un estudio realizado en Brasil por investigadores del Instituto del Sueño y de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), con el apoyo de la FAPESP. Los datos son publicado en eso Archivos Europeos de Otorrinolaringología.
“Aún no sabemos si es la apnea la que provoca la elevación de homocisteína en sangre o si es el aumento del nivel de este aminoácido el que empeora la apnea. Nuestra hipótesis indica que se trata de una correlación bidireccional”, explica. Mónica Levy Andersen Profesor de la Unifesp y coordinador de la investigación: “Sería interesante que más médicos, de todas las especialidades, solicitaran este análisis en los controles de pacientes mayores de 40 años. Es algo sencillo y no costoso para el SUS”. [ el Sistema Único de Salud, la red nacional de salud pública brasileña ]“Y los resultados del mínimo podrían aportar más información sobre esta correlación”, afirma el autor.
Homocisteína, una preocupación para los cardiólogos
La homocisteína ha sido una preocupación para los cardiólogos desde hace tiempo, pues existe fuerte evidencia de que niveles elevados de esta sustancia –superiores a 15 micromoles por litro de sangre (µmol/l)– pueden provocar alteraciones en las paredes de los vasos sanguíneos y favorecer el desarrollo de enfermedad coronaria, trombosis, infartos e incluso accidentes cerebrovasculares (ACV).
“La deficiencia de vitaminas del complejo B –en particular B6, B9 y B12– predispone a la hiperhomocisteinemia. El consumo de alimentos que contengan estos nutrientes –o incluso su suplementación– puede ser una estrategia para modular los niveles de este aminoácido en la sangre”, afirma Vanessa Cavalcante-Silva, estudiante de posdoctorado de la Unifesp y autora principal del artículo.
Epidemiología del sueño
Bajo la coordinación del profesor de la Unifesp Sergio Tufik El Estudio Epidemiológico del Sueño (Episono) se lleva a cabo hace más de 15 años, con el objetivo de evaluar la calidad del sueño y la influencia de los trastornos del sueño en la salud de una muestra representativa de la población de la ciudad de São Paulo. Los datos de Episono 2007, divulgados por el grupo en el marco de otro estudio, indican que el 42% de los habitantes de la ciudad de São Paulo roncan tres veces por semana o más, y casi el 33% sufre de apnea del sueño.
Además de las peleas familiares provocadas por el ruido a la hora de dormir y los problemas de concentración y memoria asociados a la falta de sueño, la apnea acelera el envejecimiento celular y aumenta el riesgo de sufrir otras enfermedades diversas, como hipertensión, diabetes e insuficiencia cardíaca. estado aquí).
Para investigar la correlación entre este trastorno y los niveles sanguíneos de homocisteína, el equipo dirigido por Levy Andersen seleccionó una muestra de voluntarios de Episono a los que se les evaluó el llamado índice de apnea-hipopnea (IAH). Este indicador, medido mediante polisomnografía, representa el número de eventos respiratorios (obstrucción parcial o total de la respiración) registrados por hora y es uno de los parámetros utilizados para estratificar la gravedad de la enfermedad. “Hasta cinco eventos por hora se consideran normales. De cinco a 15 es apnea leve; de 15 a 30 es moderada, y por encima de 30, apnea severa”, explica Cavalcante-Silva.
Más de 850 voluntarios
El equipo analizó por primera vez el IAH de 854 voluntarios que participaron en Episono en 2007. De ellos, el 54,4% no tenía apnea, el 24,4% tenía apnea leve, el 12,4% tenía apnea moderada y el 8,8% tenía apnea grave. Los participantes también fueron clasificados según sus niveles de homocisteína en sangre, considerándose normal un valor de hasta 10 µmol/l, moderado entre 10 y 15 µmol/l y alto por encima de 15 µmol/l.
“Al cruzar los datos, observamos que los voluntarios con un nivel alto de homocisteína también tenían un IAH más alto. Aquellos con 15 µmoles/l tuvieron un aumento promedio del IAH de 7,43 en comparación con aquellos con niveles inferiores a 10 µmoles/l”, señala el postdoctorado. La influencia de factores como el peso, el sexo biológico y la edad se corrigieron mediante métodos estadísticos.
En una segunda fase se analizaron los datos de una reevaluación realizada en 2015 con los mismos voluntarios. Como parte del grupo no pudo participar en esta nueva fase de Episono, la muestra para esta segunda fase se ha formado por 561 personas. La tasa de los que no tenían apnea había descendido al 29,8%. La tasa de participantes con síntomas leves ascendió al 31,2%, los que tenían síntomas moderados al 19,4% y otro 19,6% fueron diagnosticados con apnea severa.
Se considera normal que se produzcan hasta cinco interrupciones de la respiración por hora. De cinco a quince se considera apnea leve; de quince a treinta, moderada, y más de treinta, apnea grave.
Vanessa Cavalcante Silva
“En este caso, el objetivo era descubrir si la homocisteína sería un factor de riesgo para el desarrollo de apnea. Para ello, excluimos a los participantes que ya padecían la enfermedad en 2007 y analizamos los datos de los que en ese momento presentaban un sueño normal. En este subgrupo, observamos que el aumento de una unidad (1 µmol/l) en las concentraciones de homocisteína en 2007 representó un 0,98% añadido en el riesgo de diagnóstico de apnea en 2015”, afirma Cavalcante-Silva.
“Es un riesgo bajo, pero existe. Lo cierto es que hemos demostrado un nuevo factor, fácil de medir y con aplicabilidad clínica y práctica”, comenta Levy Andersen. “Ahora sería interesante realizar un estudio con otro formato, en el que se evalúe a los participantes anualmente, para obtener datos más completos”.