El sistema de salud de Sao Paulo está próximo al colapso por la creciente demanda por camas para pacientes con Covid-19, mientras que el presidente Jair Bolsonaro arengó otra manifestación en Brasilia, desafiando nuevamente las directrices sanitarias contra las aglomeraciones.
El país, cuarto con más casos de coronavirus en el mundo, supera la marca de los 15.000 muertos por la enfermedad.
“Las tasas de contagio en la ciudad siguen en alta e invirtieron una tendencia de caída que se venía registrando hasta comienzos de mayo. Estamos acercándonos a los momentos más difíciles”, afirmó Bruno Covas Covas , alcalde de Sao Paulo.
En la octava ciudad más poblada del mundo, con 12,2 millones de habitantes (número que llega a 21 millones teniendo en cuenta los otros 38 municipios de toda la región metropolitana), las camas del sistema público de salud con unidades de cuidados intensivos están en un 90 % ocupadas y las camas de enfermería en un 76 %, según los datos suministrados por el alcalde.
“Todos los días ofrecemos nuevas camas porque nueve de cada diez pacientes atendidos reciben alta, pero la tasa de contaminación sigue alta y el sistema está próximo al colapso”, manifestó Covas.
En la misma rueda de prensa, el secretario municipal de Salud, Edson Aparecido, dio cifras concretas para que el sistema entre en colapso al actual ritmo de crecimiento de los contagios: quince días. “Incluso con todo el esfuerzo que hemos hecho hasta ahora, con la ampliación de las camas y la contratación de otras, todo eso será insuficiente ante el grado de evolución (de los contagios) que venimos registrando hasta el momento en la ciudad. En seis hospitales ya no tenemos ninguna cama disponible”, dijo Aparecido. “Hasta el 23 de abril teníamos un promedio de 812 notificaciones diarias de posibles casos. El sábado fueron 3.867 notificaciones”, agregó.
Según los datos oficiales, el municipio de Sao Paulo contabilizaba hasta el sábado 38.479 casos confirmados del Covid-19, 135.348 casos sospechosos, 2.813 muertes confirmadas por la enfermedad y 3.143 sospechosas.
Aparecido aseguró que las tasas de contagio no podrán ser reducidas si las medidas de distanciamiento social adoptadas, como el cierre de escuelas y comercios, no alcanzan mayor eficacia. Agregó que la tasa de aislamiento social en el municipio el viernes era del 48 % de la población y que el ideal sería el 70 %.
El alcalde afirmó que lo mejor sería adoptar el confinamiento total pero que para ello depende del apoyo de los alcaldes de todos los municipios del área metropolitana y del gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria.”No hay en todo el mundo un caso de autoridad pública sin poder de policía (las fuerzas de seguridad están bajo el comando del gobernador y no del alcalde) que pueda implantar una cuarentena total”, afirmó.
Brasil, sin embargo, tiene dificultades para elevar las tasas de aislamiento social debido a que gobernadores y alcaldes defienden medidas de distanciamiento, pero Bolsonaro, defiende el levantamiento de las restricciones y el regreso a la normalidad.
Acompañado de cerca por varios de sus ministros, el líder de ultraderecha saludó ayer a cientos de seguidores que se agolparon en las afueras del presidencial Palacio del Planalto con banderas brasileñas, cornetas, altoparlantes y carteles con su nombre y a favor del uso de la hidroxicloroquina para tratar el nuevo coronavirus, entre otras consignas. “Es muy gratificante recibir una manifestación de apoyo (...) nos fortalece”, dijo Bolsonaro tras acercarse, con una barricada de metal de por medio, a sus seguidores. Siempre minimizando la enfermedad que ya mató más de 300.000 personas en el mundo, usó sus redes sociales el fin de semana para seguir cuestionando políticas de confinamiento y elogiando el uso de cloroquina como tratamiento contra la Covid-19, sin comentar las trágicas cifras de Brasil.
Dengue, Covid, influenza, sarampión golpean
Lejos aún del pico de coronavirus y a las puertas del invierno austral, Brasil camina hacia una tormenta perfecta con la curva de la Covid-19 al alza, el inicio de la temporada de influenza, el final de la de dengue y brotes de otros virus que creía superados, como el sarampión.
El país ahora está superando el pico de dengue, transmitida por el mosquito Aedes Aegypti, que también es portador del virus del Zika, la fiebre amarilla y el chikunguña, que suele ser en abril y mayo. Según el último boletín del Ministerio de Salud, en lo que va de año se han notificado 676.928 casos probables de dengue, con una tasa de incidencia de 322 casos por 100.000 habitantes, y 265 óbitos.
A partir de junio, con la llegada del invierno austral, los casos de dengue bajan, pero suben los de gripe común y otras enfermedades respiratorias. En 2019, Brasil, que cuenta con una población de 210 millones de habitantes, registró 1.122 muertes por los tres tipos de influenza, según datos oficiales.
A todo esto hay que añadirle también brotes de sarampión que continúan activos en las cinco regiones de Brasil: norte, nordeste, centro-oeste, sudeste y sur. En lo que va de año se han reportado 2.910 casos.
Mauricio Lacerda, investigador de la Fundación de Amparo a la Investigación del Estado de Sao Paulo (FAPESP), asegura que “las perspectivas son muy malas” de cara al invierno. (EFE).