La startup Nanox, con sede en la ciudad de São Carlos (estado de São Paulo, Brasil), desarrolló en colaboración con la industria de plásticos Elka una mascarilla reutilizable que promete brindar un mayor nivel de protección contra la contaminación causada por el nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2.
Es una mascarilla elaborada con un polímero flexible –similar a una goma–, moldeable a los contornos del rostro y con micropartículas a base de sílice y plata incorporadas sobre la superficie del material. Dichas partículas, desarrolladas en el marco de proyectos apoyados por el Programa FAPESP de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE), poseen propiedades antimicrobianas.
“Las micropartículas de plata y sílice elevan el nivel de protección al impedir la presencia en la máscara de hongos y bacterias, que pueden facilitar la adherencia del nuevo coronavirus sobre la superficie de los materiales”, declaró Luiz Gustavo Pagotto Simões, director de Nanox.
Con el objetivo de asegurar la protección contra el SARS-CoV-2, la máscara puede esterilizarse totalmente al lavársela con agua y jabón antes y después de usarla. Para proteger las vías respiratorias, este dispositivo de protección individual posee dos filtros descartables tipo PFF2, similares al del tipo N95 presente en las máscaras que actualmente utilizan los profesionales de la salud.
Los filtros se insertan en respiradores ubicados en los costados de la máscara y van protegidos por tapas que impiden el contacto físico y la contaminación por contacto directo con las manos. La cantidad de material necesario para elaborar los filtros también es muy inferior a la que se utiliza en la producción de las máscaras convencionales, compara Pagotto Simões.
“El tiempo requerido para el reemplazo de los filtros lo deberán determinar los servicios de salud”, pondera. De acuerdo con Pagotto Simões, los filtros de la máscara contemplan los requerimientos para proveedores de materias primas presentes en productos absorbentes descartables de uso externo, estipulados en la resolución RDC 142 del Ministerio de Salud de Brasil.
El material también pasó por pruebas de eficiencia de filtración bacteriana (BFE, por sus siglas en inglés) –que determinan la eficacia de la filtración bacteriológica de un producto–, y llegó al valor mínimo del 95% requerido por la regulación técnica para máscaras respiratorias de tipo N95.
“La meta es obtener posteriormente la certificación del material como PFF2, equivalente a N95. Pero ya puede comercializárselas, pues en razón de la pandemia del nuevo coronavirus, Anvisa [la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil] flexibilizó las normas de fabricación de algunos productos destinados al combate contra el COVID-19. Esto permitió que Elka fabricase las máscaras”, explica Pagotto Simões.
Inicialmente se fabricarán 200 mil máscaras, cuyo costo por unidad se estima entre 20 y 30 reales. Las primeras unidades se estima que se entregarán ahora a comienzos de este mes de mayo. Elka pretende donar hasta un 10% de la producción a instituciones sanitarias.
“Recibimos seis pedidos antes de la presentación oficial del producto. La idea es atender inicialmente al mercado nacional y que puedan utilizar estas máscaras no solo los profesionales de la salud que trabajan en la línea de frente de atención de pacientes con COVID-19, sino también la población en general”, afirma Pagotto Simões.
El investigador hace la salvedad de que, pese a que ya se ha demostrado que las micropartículas de plata y sílice que producen poseen acción contra algunos tipos de virus, aún no existe una comprobación de que son capaces de eliminar directamente al nuevo coronavirus. “Las micropartículas poseen potencial para actuar contra el coronavirus. Pero pretendemos realizar pruebas con el objetivo de comprobar esta hipótesis”, afirma. (Fuente: AGENCIA FAPESP/DICYT)