La clave podría estar en una variante genética que ofrece una ventaja de defensas inmunes
La forma en que el nuevo coronavirus contagia a los humanos aún esconde muchas incógnitas que la ciencia ha comenzado a resolver. Una de las preguntas que más ha causado intriga es por qué algunas personas no se contagian a pesar de convivir cercanamente con otras que se enfermaron, incluso con síntomas graves, o que hayan muerto.
Un nuevo estudio de la Fundación de Apoyo a la Investigación de São Paulo ha dado los primeros pasos para resolver esta incógnita; a través de un mapeo exhaustivo de los genes del sistema inmune que están involucrados en la respuesta contra la Covid, los científicos descubrieron que existen personas con cierta resistencia natural a esta enfermedad.
El análisis se enfocó en el material genético de 86 parejas que viven juntas, pero en las que sólo un integrante había enfermado, mientras que el otro permaneció negativo durante todo el periodo de infección, incluso sin haber interrumpido la convivencia diaria.
Los resultados de la investigación muestran que las personas que resistieron a la infección a pesar de convivir con un caso positivo tienen una variante genética que activa a los linfocitos T, o células asesinas naturales, de manera mucho más efectiva y temprana que aquellos que enfermaron, lo que supone una ventaja contra este y otros patógenos.
Mayana Zatz, profesora del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo, mencionó que “pensamos que casos como estos eran raros, y nos sorprendió recibir tantos informes. Seleccionamos 100 parejas con ca-
racterísticas comparables, incluída la edad y la ascendencia genética para tomar muestras de sangre que servirían en un análisis más detallado”.
El estudio reveló que los hombres son más susceptibles a enfermarse, mientras que las mujeres tienen más variaciones genéticas en los mecanismos de respuesta inmune. Los investigadores advierten que este análisis aún es muy corto, y que falta hacer otro tipo de pruebas para ampliar los resultados; sin embargo, se muestran esperanzados por las implicaciones que esto podría tener para otras terapias médicas.