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No adaptarse al cambio climático saldrá al menos cinco veces más caro

Publicado em 24 setembro 2017

Un estudio acerca los danos a las ciudades costeras consideró únicamente las pérdidas inmobiliarias; los investigadores estiman que, de no hacerse nada, los costos pueden se multiplicar hasta diez veces si se contemplan la proliferación de enfermedades causadas por las inundaciones e por lo calentamiento global.

Los datos consideran las proyecciones par a2050 y 2100 relativas al aumento del nivel del mar así como los niveles máximos y las frecuencias de las resacas en Santos, donde está el más grande porto de la América Latina.

Las ciudades costeras conviven con la expectativa de que el nivel del mar sigua elevándose durante los próximos años debido a lo cambio climático. En el caso de Santos, en Brasil, y que abriga lo más grande porto de la América Latina, un estudio apoyado por la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo (FAPESP) estimó que, en 2100, el nivel del mar puede aumentar en hasta 45 cm y no solamente cambiarán más frecuentes las resacas, como también alcanzarán niveles máximos que superan en 20 cm los niveles máximos observados actualmente.

Apoyado conjutamente por el Belmont Forum – iniciativa mundial que también proyecta estrategias de adaptación en las ciudades costeras de Selsey (município británico) y Broward (condado en Florida, EE.UU.) – el estudio llamado Proyecto Metrópolis hay definido los costos mínimos para que la ciudad se adapte a que lo se cerca: aproximadamente R$ 300 millones en obras de infraestructura urbana en la zona de Ponta da Praia de Santos y en la zona noroeste de la ciudad. En tanto, el precio de no adaptarse a los cambios climáticos ascendería al menos a los 1.500 millones de reales.

“Pero este costo de 1.500 millones puede estar subestimado, toda vez que el modelo considera únicamente la estructura física de los inmuebles y los cálculos se basan en su valor de venta. Si incluimos las pérdidas en otras áreas, tales como salud y educación, por ejemplo, este valor ascendería fácilmente a los 3.000 millones de reales”, declaró José Marengo, coordinador del Proyecto Metrópolis, a Agência FAPESP.

El investigador del Instituto de Investigaciones Espaciales del Brasil (Inpe) Luiz Eduardo Oliveira e Cruz de Aragão, que también participa del proyecto, llama la atención para la amplitude de los impactos climáticos sobre la salud. Oliveira e Cruz de Aragão explica que el estudio del análisis de riesgo y de las estrategias de adaptación detectaron la conexión entre el fenómeno El Niño y el aumento de casos de dengue durante los veranos de 2010 y 2015 – en esos años, los gastos únicamente con internaciones y tratamientos de pacientes se elevan en Santos al menos a 720 mil reales.

“Hemos puesto algunos valores, pero si juntamos todas las enfermedades relacionadas con el aumento de temperatura y con las inundaciones, que dejan a las personas sin hogares, logramos ver el impacto real de este problema en el área de la salud”, dijo él.

En Santos, el nivel relativo del mar ha aumentado a diferentes guarismos desde la década de 1940. “Con base en series históricas, detectamos dos posibles escenarios para la ciudad: uno más realista (una tasa de elevación del nivel relativo del mar de 0,36 cm por año) y el otro, el peor de los escenarios (una tasa anual de 0,45 cm). Con base en estos dos escenarios, la conclusión indica que el nivel del mar puede aumentar entre 18 y 23 centímetros hasta 2050 y entre 36 y 45 centímetros hasta 2100”, dijo Celia Regina de Gouveia Souza, investigadora del Instituto Geológico del estado de São Paulo, quien toma parte en el proyecto.

El modelo también considera el surgimiento de eventos extremos, tales como mareas meteorológicas y resacas -cada vez más frecuentes a causa de los cambios climáticos- que resultan en un rápido aumento del nivel del mar.

Según De Gouveia Souza, que mantiene un banco de datos entre 1928 y 2016 sobre la existencia de estos eventos extremos en la zona de Baixada Santista (en las cercanías de Santos), se ha venido observando un aumento considerable de la cantidad de eventos de resaca por año y del número de años consecutivos con resacas a partir del final de la década de 1990.

“La serie histórica de datos mareográficos de Santos apuntó que el nivel máximo que se alcanzó durante uno de esos eventos extremos durante la década de 2000 fue de 146 centímetros. Las proyecciones indican que el mismo podrá llegar a los 160 centímetros en 2050 y a los 166 centímetros en 2100. De este modo, la ciudad se volverá aún más susceptible y vulnerable a las inundaciones costeras, la erosión de la playa aumentará y migrará en dirección hacia el barrio de Embaré (cercanías del Canal 4)”, dijo la investigadora del IG.

Luego de analizar los escenarios de las inundaciones costeras para 2050 y 2100 y de estimar los potenciales daños sobre los inmuebles afectados, los investigadores compartieron los resultados con la población de Santos y con el poder público, a los efectos de sugerir las mejores medidas de adaptación.

“En esos debates con la población aparecieron las opciones de adaptación. Una de éstas consiste en la fortificación, que es la construcción de muros y diques y la mejora de la estructura. En otros casos, existen medidas tales como el engordamiento de la playa. Otra estrategia que vimos como necesaria para Santos es la recuperación de los manglares, lo que entra en la categoría de adaptación basada en el ecosistema”, dijo Marengo.

“Las medidas que eligió la población fueron bastante adecuadas. Ahora esperamos que la población y el poder público sigan apropiándose del proyecto. Así es como contaremos con una perspectiva bastante positiva de que el escenario sombrío no se concretará”, dijo Luci Hidalgo Nunes, investigadora de la Unicamp y participante en el proyecto.

Los investigadores del Proyecto Metrópolis eligieron a Santos ?la ciudad en donde se encuentra el mayor puerto de Latinoamérica? como objeto de estudio no sólo debido a su relevancia económica, sino también porque es la ciudad costera brasileña con mejor calidad de datos históricos sobre mareas, lluvias, temperatura y resacas.

“La adaptación -si bien se la debate en el seno de la ciencia y hacen lo propio los tomadores de decisiones- debe regirse por una política. Debe partir del gobierno. Es una acción que no puede detenerse y que, obviamente, debe contar con inversiones. La ciudad de Santos llegó a un alto nivel de concientización, con un amplio diálogo entre la población, los tomadores de decisiones y la academia. Las obras deben hacerse, pues lo peor que puede ocurrir es que esto quede solamente en el papel”, dijo Marengo.

(Fuente: Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo)