Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Pablo (FM-USP) comprobaron que algunos tipos de medicamentos usados en el tratamiento de pacientes con enfermedades reumáticas autoinmunes, como artritis reumatoidea, son capaces de disminuir la respuesta inmunológica de vacunas contra el Covid-19.
En el estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista Nature Medicine, se evaluaron pacientes inmunizados con CoronaVac, producido en Brasil por el Instituto Butantan. Todavía es necesario probar si ocurre el mismo efecto con las vacunas de otros laboratorios.
Realizada con el apoyo de la FAPESP y de la B3 - Bolsa de Valores, la investigación tuvo como objetivo evaluar la seguridad y eficacia de CoronaVac en pacientes con nueve tipos de enfermedades reumáticas autoinmunes.
A partir de los resultados, los autores están desarrollando nuevas estrategias de vacunación para estos pacientes, que incluyen suspender el tratamiento una o dos semanas antes de la aplicación de CoronaVac y reanudarlo después de la vacunación, con el objetivo de mejorar la respuesta inmune.
“Observamos que algunos medicamentos, como los glucocorticoides, además de los inmunosupresores, como el metotrexato y el micofenolato de mofetilo, y algunos biológicos reducen la respuesta inmune en estos pacientes”, dice Eloísa Bonfá, profesora de FM-USP y coordinadora del estudio a la Agencia FAPESP.
“Con base en esta observación, comenzamos a estudiar algunas estrategias de vacunación, como suspender la medicación con mofetil durante una semana y metotrexato durante dos semanas antes de aplicar la vacuna”, dice Bonfá.
Según la investigadora, debido a la inmunidad deficiente, los pacientes inmunosuprimidos, que incluyen no solo a aquellos con enfermedades autoinmunes, sino también a los que están en tratamiento por cáncer, trasplantes y los que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), entre otros, tienen un alto riesgo de tener una respuesta disminuida a las vacunas. Además, las enfermedades autoinmunes reumáticas pueden aumentar la propensión a la trombosis.
Con el fin de evaluar si las vacunas contra COVID-19 eran eficientes y seguras para estas personas, los investigadores de FM-USP siguieron a 910 pacientes adultos, tratados en el laboratorio de reumatología del Hospital de Clínicas, FM-USP, hasta 40 días después de recibir la segunda dosis de CoronaVac.
“Los pacientes son seguidos en un centro terciario y, por tanto, presentan casos más graves de artritis reumatoide y psoriásica, además de espondiloartritis axial y otras enfermedades reumáticas autoinmunes sistémicas, como lupus eritematoso, vasculitis, síndrome de Sjögren, esclerosis sistémica, inflamatoria y síndrome antifosfolípido de miopatías idiopáticas”, explica Bonfá.
Las muestras de sangre de los pacientes para la identificación de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 se analizaron antes, después de 28 días y después de seis semanas de la vacunación completa con CoronaVac. Los resultados se compararon con los de 182 personas sin enfermedades autoinmunes o que no tomaban inmunosupresores, que formaron un grupo de control.
Los resultados de los análisis indicaron que el agente inmunizante fue capaz de inducir la seroconversión a anticuerpos de tipo IgG en el 70,4% de los pacientes con enfermedades reumáticas autoinmunes frente al 95,5% del grupo control.
“Vimos una reducción de la respuesta inmune en estos pacientes en comparación con el grupo control, que consideramos moderado y está dentro de los estándares establecidos por la OMS [Organización Mundial de la Salud]”, dice Bonfá.
"Una tasa de respuesta serológica del 70,4% ya es muy importante para las personas que tienen inmunidad reducida o que toman medicamentos que reducen la inmunidad", dice.
Hasta diez días después de la primera dosis de inmunización, cuando la respuesta a la vacuna no está completa, 33 de los participantes del estudio tuvieron COVID-19. Y 40 días después de este período, cuando ya se había formado la respuesta inmune a la vacunación, solo seis pacientes contrajeron la enfermedad. Solo cuatro personas necesitaron ser hospitalizadas y no se registraron muertes.
Esta reducción en los casos de contagio entre los participantes, de 33 a solo seis, ocurrió inversamente al pico de registros de nuevos contagios por SARS-CoV-2 en São Paulo, que en el mismo período tuvo un incremento del 45%, dijo Bonfá.
“La observación de que diez días después de la segunda dosis hubo una reducción importante de casos muestra que la vacuna parece tener una muy buena efectividad incluso en esta población de pacientes inmunosuprimidos, que tienen más probabilidades de tener una infección”, dice la investigadora.
“Esto refuerza la recomendación de que estos pacientes se vacunen”, subraya.
Grupo prioritario
Según la investigadora, además de presentar un mayor riesgo de contraer enfermedades infecciosas y evolucionar a un cuadro grave, los pacientes inmunosuprimidos tienen una mayor incidencia de comorbilidades, como hipertensión y obesidad, que son factores de riesgo para el COVID-19. Por tanto, deberían haber sido priorizados desde el inicio de la campaña de vacunación contra la enfermedad.
Además, los pacientes inmunosuprimidos tienen mayor dificultad para “limpiar” el virus del organismo en comparación con las personas sanas, lo que favorece el desarrollo de mutaciones.
“Priorizar la vacunación de este grupo es importante no solo para ellos, sino también para la población en general, porque de esta forma es posible reducir el riesgo de aparición de mutaciones”, afirmó.
El artículo "Immunogenicity and safety of the CoronaVac inactivated vaccine in patients with autoimmune rheumatic diseases: A phase 4 trial", de Ana C. Medeiros-Ribeiro, Nadia E. Aikawa, Carla G. S. Saad, Emily F. N. Yuki, Tatiana Pedrosa, Solange R. G. Fusco, Priscila T. Rojo, Rosa M. R. Pereira, Samuel K. Shinjo, Danieli C. O. Andrade, Percival D. Sampaio-Barros, Carolina T. Ribeiro, Giordano B. H. Deveza, Victor A. O. Martins, Clovis A. Silva, Marta H. Lopes, Alberto J. S. Duarte, Leila Antonangelo, Ester C. Sabino, Esper G. Kallas, Sandra G. Pasoto y Eloisa Bonfa, puede leerse en: www.nature.com/articles/s41591-021-01469-5.
Traducción Programa INFOSALUD