Galhas foliares recogidas en el Mato Grosso en 2012, durante la expedición del proyecto Sisbiota-Diptera. Material aún sin identificación
Usted probablemente ha visto las galhas, sólo que no sabía que ése era su nombre. Sabes esas pequeñas manchas de color, o estructuras similares con florzinhas o pluminhas, todas esparcidas por las hojas de las plantas? Todo lo que parecen ser las manchas o los componentes naturales del vegetal son, en realidad, tumores de la planta.
Pero no son tumores como los nuestros. Estas regiones modificadas del vegetal están sirviendo, en realidad, como el depósito de los huevos y pequeños insectos y organismos, como los nematodos. La mayoría de ellos, sin embargo, son de mosquitos diminutos de la familia de los cecidomiídeos. Y son estos “refugios” que llamamos galhas.
son tumores donde hay acumulación de sustancias nutritivas como el almidón, muchas veces se utiliza para nutrir y proteger las larvas de estos insectos. La relación entre estos dos seres viene de mucho tiempo. Hace miles de años, los vegetales permiten que los mosquitos los parasitem, a condición de que queden limitados al lugar que elijan.
Galhas foliares recopilada en el estado de Mato Grosso en 2013, durante la expedición del proyecto Sisbiota-Diptera. Material aún sin identificación
“Él es un parásito que se circunscribe en el lugar de ataque. Y no es algo que perjudica resto de la planta. A menos que sea completamente tomada por las galhas, ella sobrevive. Por supuesto que disminuye la producción de alimento. En algunos casos, por ejemplo, las flores no llegan a aparecer. Pero en la mayoría de los casos, la planta no muere”, explica a GALILEO María Virginia Oso-Guimarães, profesora del Departamento de Biología de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), y el líder del grupo de investigación que estudia las galhas y el cecidomiídeos hace algunos años. “Los cecidomiídeos son parásitos muy exitosos, ya que son del tipo que ataca a su alrededor pero no lo mata”.
Las galhas pueden estar en cualquier parte del vegetal, desde la raíz hasta el tallo. Pero el favorito de los cecidomiídeos son las hojas. Ellos confieren sus huevos desde temprano en la planta, lo que provoca alteraciones genéticas en el vegetal. En una de ellas, por ejemplo, el Oso Guimarães explica que se han encontrado almidón, incluso la galha localizada en la hoja, donde no se encuentra el alimento.
Galhas foliares recopilada en el estado de Mato Grosso del Sur en 2012, durante la expedición del proyecto Sisbiota-Diptera. Material aún sin identificación (Foto: Difusión/María Virginia Oso-Guimarães)
Cada galha es característica de un tipo de insecto, poseyendo aspectos únicos de color y forma, dependiendo del parásito que la produjo. Es este análisis el que Oso-Madrid viene desarrollando en la universidad en la actualidad.
Desde el 2012 se viene participando de una red de investigadores que trabajan con diversos aspectos relacionados con los Diptera (mosquitos y moscas) y uno de sus principales objetivos es identificar y describir las variadas especies de cecidomiídeos existentes en Brasil.
“Hay una estimación mostrando que para cada especie de angiosperma [vegetal que produce flores] existen dos especies de cecidomiídeos galhadores. En Brasil, tenemos alrededor de 16 mil especies de este tipo de planta. Serían 32 mil especies de cecidomiídeos, de los cuales conocemos de cerca de 600 solo”, explica ella.
en La época en que comenzó el proyecto Sisbiota-Diptera, apoyado por la Fundación de Amparo a la Investigación del Estado de São Paulo (Fapesp) y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), que tuvo por objetivo realizar un relevamiento del número de especies de dípteros en los Estados de Rondonia, Mato Grosso y Mato Grosso del Sur, sólo había una especie de cecidomiídeo descrita para el estado de Mato Grosso.
Hoy en día existen cientos de especies recogidas durante este proyecto, todas ellas siendo descritas por la profesora, sus alumnos y por un conjunto de investigadores de 15 instituciones brasileñas de enseñanza y de investigación.
a Pesar de estar casi en cualquier lugar, los cecidomiídeos son, por lo tanto, los mosquitos poco conocidos a nivel nacional. Según la investigadora, el reconocimiento de la fauna, en la que se incluyen los cecidomiídeos, es muy importante para entender mejor la biodiversidad brasileña y la historia de las regiones geográficas en donde ellas habitan.
“Los nuestros ambientes, la Sabana, el Bosque atlántico, cada uno de ellos tiene una historia muy particular y en cualquiera de ellos, en la que encontramos una especie endémica [una especie sólo se encuentra en esa región geográfica], tenemos un buen indicio de que el local tiene una historia particular a ser investigado”, concluye Oso-Guimarães.
(*con supervisión de Nathan Fernandes)