El impacto de un asteroide pudo haber convertido a las hormigas en agricultoras: primero recolectaron setas y diseminaron sus esporas, pero 27 millones de años después incluso crearon sus propios cultivos, cuando nuestros antepasados todavía trepaban por los árboles en busca de fruta.
Un estudio publicado en la revista Science arroja nueva luz sobre los orígenes de una de las relaciones simbióticas más intrigantes del reino animal: la agricultura de hongos por parte de las hormigas.
Investigadores liderados por Ted Schultz, entomólogo del Instituto Smithsonian, han realizado un exhaustivo análisis genético de 475 especies de hongos y 276 especies de hormigas.
Los resultados sugieren que esta peculiar relación podría haber surgido hace aproximadamente 66 millones de años, coincidiendo con el impacto del asteroide que provocó la extinción de los dinosaurios.
Catalizador cósmico
El devastador impacto del asteroide generó una nube de escombros que bloqueó la luz solar durante meses o incluso años, causando una catástrofe para la mayoría de los organismos. Sin embargo, esta situación creó condiciones ideales para los hongos descomponedores de materia vegetal.
Los científicos proponen que algunas especies de hormigas, que ya mantenían una relación superficial con los hongos, aprovecharon esta abundante fuente de alimento en un momento en que las plantas escaseaban.
Esta adaptación habría surgido de forma relativamente rápida, dando origen a la agricultura de hongos: recolectaban setas, diseminaban sus esporas y las defendían contra enfermedades o sequías en una relación de beneficio mutuo.
Escalada agrícola
Sorprendentemente, el estudio sugiere que esta relación simbiótica surgió no una, sino dos veces de forma independiente tras la catástrofe. Esto revela una complejidad mayor de lo que se pensaba anteriormente en la evolución de esta asociación.
Aproximadamente 27 millones de años después del inicio de esta relación, algunas especies de hormigas llevaron la simbiosis un paso más allá, domesticando completamente a sus hongos cultivados. Las hormigas inventaron entonces una forma "superior" de agricultura. Este proceso coincidió con un período de enfriamiento global y sequías en Sudamérica, que transformaron bosques húmedos en praderas áridas.
Hoy en día, se conocen 247 especies de hormigas que dependen de sus cultivos de hongos para sobrevivir. Entre ellas destacan las famosas hormigas cortadoras de hojas, que cultivan especies de hongos altamente especializadas y nutritivas: practican lo que los expertos llaman "agricultura superior", iniciada hace unos 40 millones de años después de la extinción de los dinosaurios.
Las hormigas necesitaban el hongo para su sustento, por lo que lo protegieron en sus nidos y lo alimentaron con materiales como hojas para que su alimento pudiera crecer. Crearon sus propios jardines durante una época en la que nuestros propios antepasados todavía trepaban por los árboles en busca de fruta, advierten los investigadores.
Coincidencia temporal
Aunque no se puede probar definitivamente que el impacto del asteroide fuera el detonante original de esta relación simbiótica, la coincidencia temporal entre la evolución de ambos grupos y los períodos de cambio ecológico ofrece una narrativa convincente sobre los orígenes de esta fascinante adaptación.
Este estudio no solo ilumina un capítulo crucial en la historia evolutiva de las hormigas y los hongos, sino que también destaca cómo eventos catastróficos pueden dar lugar a innovaciones biológicas sorprendentes y duraderas.
Investigaciones anteriores, como la publicada en 2021, habían propuesto que las hormigas granjeras surgieron hace unos 66 millones de años, y la nueva investigación indica que la evolución de los hongos también muestra signos de ese cambio, como sería de esperar en una relación evolutiva tan estrecha.
En un mundo donde la fotosíntesis se redujo y casi se detuvo, “los detritívoros dominaron”, y las hormigas que ya se alimentaban de hongos tuvieron una ventaja inesperada que floreció en una forma más profunda de interacción, concluyen los investigadores.