Los test moleculares para la detección del virus del Zika -que permiten detectar el material genético del patógeno en fluidos tales como la sangre, la orina, el semen y la saliva durante la etapa aguda de la infección han venido usándose como práctica de rutina en el control prenatal de mujeres embarazadas con síntomas de la enfermedad.
Pese a ello, un nuevo estudio sugiere que el resultado negativo obtenido en un solo análisis no resultaría suficiente como para tranquilizar a los familiares y a los médicos. Esta investigación, realizada en Brasil, ha sido publicada en noviembre/2017 en la revista Emerging Infectious Diseases.
“Efectuamos un seguimiento con un grupo de gestantes con diagnóstico confirmado de zika e hicimos pruebas de su orina durante varios meses, con intervalos de aproximadamente una semana. En algunas de esas mujeres, la carga viral en la orina desaparecía y luego volvía a aparecer”, dijo Maurício Lacerda Nogueira, docente de la Facultad de Medicina de São José do Rio Preto (Famerp) y coordinador de la investigación apoyada por la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo – FAPESP.
El trabajo abarcó a 13 mujeres en distintos estadios del embarazo (de 4 a 38 semanas), atendidas en el Hospital de Niños y Maternidad (HCM) de São José do Rio Preto, en el interior de São Paulo, Brasil.
Según Lacerda Nogueira, en una de las voluntarias fue posible detectar el virus en la orina durante hasta siete meses. En cinco mujeres, el resultado volvió a dar positivo para la presencia del virus aun después de que la carga había llegado a cero en exámenes anteriores. En todos los casos, el patógeno desapareció del organismo inmediatamente después del parto.
“Estos datos sugieren que durante el embarazo el virus sigue replicándose en el niño o en la placenta, que hacen las veces de reservorio del patógeno. Pero la carga viral en los fluidos maternos es intermitente y muy baja: se ubica casi en el umbral de detección”, dijo Lacerda Nogueira.
De acuerdo con el investigador, en los casos en que el resultado del test molecular da negativo, lo ideal sería repetir el análisis por lo menos otras dos veces, con intervalos no inferiores a una semana.
“Solemos hacer este tipo de análisis con muestras de orina porque son más fáciles de obtenerse y también porque en la sangre la carga viral es aún más baja y desaparece más rápido”, dijo.
Tres de las mujeres en seguimiento en el estudio tuvieron bebés con complicaciones causadas probablemente por el zika. Dos presentaron alteraciones en los test de audición y uno nació con un quiste en el cerebro.
No fue posible determinar una correlación entre la cantidad de veces que se detectó el virus en la madre y los desenlaces adversos. “Para ello serán necesarios nuevos estudios con una mayor cantidad de participantes”, dijo Lacerda Nogueira.
Un grupo internacional describió un nuevo test rápido que permite detectar tanto el virus del Zika como los cuatro serotipos del virus del dengue en muestras de sangre durante la etapa aguda de la infección en un artículo publicado recientemente en la revista Science Translational Medicine, en coautoría con Lacerda Nogueira.
Según los autores, este método tiene un bajo costo y no reviste riesgos de reacción cruzada como otras pruebas. Este test inmunocromatográfico está compuesto por una cinta con anticuerpos que cambia de color en presencia de una proteína viral conocida como NS1, y su desarrollo se concretó en el Massachusetts Institute of Technology, en Estados Unidos.
La validación del método contó con la colaboración de instituciones de investigación de diversos países, entre ellas la Famerp. “Aplicamos el test en muestras de sangre de pacientes con diagnóstico confirmado tanto de dengue como de zika y atendidos en el Hospital de Base de São José do Rio Preto”, dijo Lacerda Nogueira.
Este trabajo se llevó a cabo en el marco de los proyectos intitulados “Estudio epidemiológico del dengue (serotipos de 1 a 4) en cohorte prospectiva de São José do Rio Preto, São Paulo, Brasil, entre 2014 y 2018″ y “Estudio clínico epidemiológico en cohorte prospectiva de gestantes infectadas por el virus del Zika en São José do Rio Preto”, ambos con el apoyo de la FAPESP. También colaboraron científicos de la Universidad Federal de Minas Gerais, de la Universidad Federal de Sergipe, de la Fiocruz y del Instituto Evandro Chagas.