Esta es una de las infecciones genitales femeninas más comunes e incómodas porque causa ardor, picazón, inflamación y flujo blanco espeso en el área vaginal.
Esta es una de las infecciones genitales femeninas más comunes e incómodas porque causa ardor, picazón, inflamación y flujo blanco espeso en el área vaginal. Un equipo de investigadores brasileños y portugueses desarrolló una esponja intravaginal, ya que es biodegradable y permite una liberación gradual y controlada del fármaco, aumentando su eficacia en los tratamientos contra la candidiasis vaginal. La innovación, que también permite a los pacientes acceder a tratamientos más cómodos, comenzará este año sus ensayos clínicos en humanos, tras superar con éxito dichas pruebas en los laboratorios de la organización de apoyo a la investigación.
(Fapsp). El dispositivo fue desarrollado por investigadores de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar) de Brasil y de la Universidad de Porto (Portugal) en un centro de innovación en Brasil apoyado por la FAPESP, que financia el proyecto. Se estima que al menos el 80% de las mujeres en todo el mundo padecen candidiasis vaginal al menos una vez en la vida, una enfermedad causada por hongos del género Candida que no suele tener un pronóstico grave pero que puede volverse más grave en personas inmunocomprometidas.
Esta es una de las infecciones genitales femeninas más comunes e incómodas porque causa ardor, picazón, inflamación y flujo vaginal espeso y blanco. El tratamiento habitual contra la candidiasis se realiza con fármacos antimicóticos contenidos en ungüentos y supositorios vaginales, que, además de las dificultades de aplicación, pueden perder su eficacia porque no actúan continuamente contra los hongos. La química Fiama Martins, investigadora de la UFSCar y líder del proyecto, citada en un comunicado de FAPESP News, explica: Hemos desarrollado una esponja que combina la comodidad de los materiales suaves y confortables, el uso y la eficacia de la liberación gradual de los medicamentos disponibles.
La firma. . Esta esponja está hecha de quitosano, un biopolímero procedente de caparazones de crustáceos, que libera gradualmente el fármaco gracias a su estructura porosa que permite la absorción de grandes cantidades del antifúngico clotrimazol, dosificado según la temperatura y el pH de la vagina.
Los resultados positivos de la innovación en las pruebas de laboratorio con células vaginales fueron destacados en un artículo publicado en la última edición de la revista científica International Pharmaceutical Journal. Las pruebas han demostrado que la esponja tiene actividad antifúngica contra seis cepas diferentes de Candida y libera el fármaco en cuatro horas. Además de iniciar ensayos clínicos, quienes están detrás de la esponja también pretenden probarla en combinación con otros medicamentos, como antiinflamatorios y curativos de heridas.