Pese a que Simón dijo que la variante británica será marginal, los expertos niegan que esto se pueda saber porque se desconoce cómo era de frecuente en Navidad
Tres nuevas cepas del SARS-CoV-2 están poniendo en jaque los esfuerzos en la lucha contra la Covid-19 y llevando al límite los ya de por sí saturados sistemas de salud. A la variante de Reino Unido y de Sudáfrica hay que sumar ahora una nueva cepa de Brasil detectada en Japón. Los virus cambian constantemente a través de la mutación, por lo que la aparición de nuevas variantes es un hecho esperado y el SARS-CoV-2 no es una excepción. Si bien la mayoría de las mutaciones emergentes no tendrá un impacto significativo en la propagación del virus, algunas mutaciones pueden proporcionar al virus una ventaja selectiva, como una mayor transmisibilidad. Y es precisamente lo que sucede con las tres nuevas cepas, propiciando un alarmante efecto dominó: más contagios, más muertes. Respecto a la variante británica, ya hay al menos 70 casos identificados en España. «Todas estas cepas están pendientes de ser estudiadas. De momento, la gravedad es más o menos igual. Pero tienen mayor transmisibilidad. Y como en una carrera, las más rápidas suelen ganar. Habrá que esperar para ver a qué atenernos. Pero la situación irá a peor, habrá más contagios y a más casos, más cuadros graves y más muertes. No tenemos tanta información como los ingleses o daneses que identifican cepas con más rápido que nosotros, pero puede ser que estén extendidas en todo el mundo», explica Antoni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic de Barcelona.
Algo de lo que ya alertó antes de navidades el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés): «Aunque no hay información de que las infecciones por estas cepas sean más graves, debido al aumento de la transmisibilidad, el impacto de la enfermedad Covid-19 en términos de hospitalizaciones y muertes se evalúa como alto», y añade: la probabilidad de que se introduzcan y se propaguen la cepa británica y la de Sudáfrica «es actualmente alta».
Y mientras crece el temor a la extensión de la cepa por Europa –con fecha 4 de enero ya eran 16 los países que habían informado de la nueva variante británica: Bélgica, Chipre, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Islandia, Irlanda, Italia, Liechtenstein, Holanda, Noruega, Portugal, España y Suecia–, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, quita hierro al asunto al asegurar que «la variante británica va a ser marginal».
Un extremo difícil de vaticinar cuando a día de hoy se desconoce cómo de frecuente era en navidades. Existe la posibilidad de que la cepa descubierta en Inglaterra pueda ser la dominante en algunas zonas de España entre finales de febrero y principios de abril si se cumple el mismo patrón que allí, donde, aunque se notificaron los primeros casos a principios de diciembre, los iniciales se identificaron retrospectivamente como surgidos a finales de septiembre. Pues bien, en España los primeros casos se detectaron el 26 de diciembre en la Comunidad de Madrid, no obstante, Simón explicó que previsiblemente los primeros casos en España pudieron ser «a principios de octubre o noviembre». En todo caso se trata de una hipótesis, ya que, según los expertos, aún hay que esperar: «Podría convertirse en la dominante o quizá no. Aún no está claro cómo de frecuente era en navidades. Nosotros de los 662 casos que hemos secuenciado desde octubre, cuatro eran de la variante británica y porque sabíamos qué buscábamos. En el Ramón y Cajal de 700, casi el 1%, aunque queda por confirmarlo. En todo caso, no se descarta que pueda convertirse en la variante genética dominante en algunas zonas del país si se relajan las medidas de mascarilla y distanciamiento social, podría suceder pero igual no», afirma Iñaki Comas, científico del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV-CSIC).
Opinión que comparte Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología de la Universidad CEU San Pablo: «No se puede saber si va a ser marginal o no. Pero para esta tercera ola será difícil que sea dominante porque las que hay ahora en España son predominantes».
Pero, ¿En qué se diferencian?
La variante británica, denominada VOC 202012/01, es hasta un 70% más infecciosa que otras cepas previas (otros expertos dicen que entre un 50 y un 70% y otros que se necesitan más estudios), según la Fundación de Apoyo a la Investigación en el Estado de Sao Paulo, debido a que la proteína «spike» de esta cepa tiene una mayor fuerza de interacción molecular con el receptor ACE2, presente en la superficie de las células humanas y con el que el SARS-CoV-2 se conecta para dar inicio a la infección. El aumento en la fuerza de interacción molecular del nuevo linaje es causado por una mutación ya identificada en el residuo de aminoácido 501 de la proteína spike del SARS-CoV-2 llamada N501Y, que dio origen a la nueva variante del virus. Dicho de otro modo, les es más fácil «pegarse» al receptor ACE2 de las células humanas y penetrar en ellas. De ahí su elevada transmisibilidad.
Esta variante ha experimentado ya al menos 14 mutaciones, según esta fundación. «Nueve de ellas en la proteína spike», es decir, en la que interviene en la entrada del virus en las células humanas, explica Comas. «En el caso de la brasileña 12 en esta proteína y ocho en la variante genética sudafricana», añade.
Aún no se sabe cuál de las tres se contagia más rápido, ya que aún faltan más estudios, pero tienen mayor transmisibilidad que el resto de cepas. En el caso de la sudafricana y la brasileña preocupa una de sus mutaciones, la llamada E484K (no está en la británica), «que podría hacer más difícil la neutralización de anticuerpos», explica Comas. Es decir, podrían ser más resistentes a los anticuerpos. Pero, ¿podría afectar a la efectividad de las vacunas y que dejaran de servir? «No, son pocas mutaciones para que esto suceda, con una respuesta inmune fuerte puedes combatirla. Es como si le doy un libro a diez personas para que lo transcriban, cometerán faltas ortográficas pero podrás leer el libro. Aquí sucede lo mismo. Eso sí, no se puede descartar que esto suceda con alguna variante futura en uno o cinco años, pero con las que tenemos hoy, que ya es bastante, no», precisa Comas.
Combatir futuras variantes
«Las mutaciones –prosigue– no escapan de la inmunidad de la vacuna, puede ser que le suceda a una persona por eso es importante en el futuro seguir estudiando las variantes de escape porque si ves que una baja el poder de la vacuna» se tendría que analizar si hay que cambiar. «Por eso es importante desarrollar otras vacunas, es el modo de acción para combatir futuras variantes. Las de ahora están centradas en la proteína spike, pero las de m-RNA se podrían actualizar de forma relativamente fácil a las mutaciones que vengan», asegura Comas. Y es que estas variantes no serán las últimas. «Este virus acumula dos mutaciones de media al mes, y las de estas tres variantes es algo inusual, pero van a seguir apareciendo nuevas». ¿La solución? Según explicó esta semana el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, evitar el contagio del coronavirus, ya que limita la posibilidad de que aparezcan «cepas más peligrosas» del SARS-CoV-2.
La resistencia a las vacunas, un raro aunque potencial problema
El uso inadecuado de medicamentos, como tomarlos sin receta, favorece la fármacoresistencia: cuando los microorganismossufren cambios que hacen que los medicamentos utilizados para curar las infecciones dejen de ser eficaces. Sin embargo, la resistencia a las vacunas ha surgido en contadas ocasiones. ¿Por qué?
Con esta pregunta, los expertos nos recomiendan un estudio publicado ya en 2017 en «The Royal Society»: «Primero, las vacunas tienden a funcionar de manera profiláctica, mientras que los medicamentos tienden a actuar de manera terapéutica. En segundo lugar, las vacunas tienden a inducir respuestas inmunitarias contra múltiples objetivos de un patógeno, mientras que los medicamentos tienden a dirigirse a muy pocos. En consecuencia, las poblaciones de patógenos generan menos variación para la resistencia a las vacunas que para la resistencia a los medicamentos». El estudio también recoge que «es posible identificar las vacunas con riesgo de fallar incluso antes de que se introduzcan». Algo que sucede en raras y contadas ocasiones, ya que «las vacunas son menos vulnerables a la evolución de patógenos que los medicamentos antimicrobianos debido a las diferencias en la forma en que funcionan». Ahora bien, según un estudio publicado en noviembre en «PLOS Biology», esta resistencia es posible, pero se puede minimizar esta posibilidad. ¿Cómo? Según Andrew Read, uno de los autores de la citada investigación, «las vacunas diseñadas para inducir una respuesta inmune redundante pueden retrasar la evolución de la resistencia a estos preparados», ya que el virus tendría que sufrir no una sino varias mutaciones para vencer, y para ello siempre se pueden «reformular» las vacunas.
La Razón - National Institutes of Health NIAID/NATIONAL INSTITUTES OF HEA EFE - 18/01/2021