Todos estamos de acuerdo que el término “agricultura” suele evocar imágenes de campos de cultivo y herramientas humanas.
Sin embargo, mucho antes de que los seres humanos comenzaran a sembrar y cosechar, las hormigas ya cultivaban sus alimentos.
Un reciente estudio del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian revela que estas comenzaron a cultivar hongos hace unos 66 millones de años, justo después del impacto de un asteroide que provocó la extinción masiva de los dinosaurios.
Origen de la agricultura de las hormigas
Según este estudio, el impacto del asteroide creó condiciones ideales para el desarrollo de los hongos, los cuales proliferaron al alimentarse de la vegetación muerta que cubría la Tierra en aquel tiempo.
Este auge de los hongos permitió a las hormigas establecer una relación simbiótica que perdura hasta hoy.
“Las hormigas llevan practicando la agricultura y el cultivo de hongos mucho más tiempo que los humanos”, afirmó Ted Schultz, entomólogo y conservador de hormigas del museo, quien ha liderado el estudio.
“Probablemente podríamos aprender algo del éxito agrícola de estas hormigas durante los últimos 66 millones de años”.
El estudio, publicado en la revista Science, se basó en la secuenciación genética de cientos de especies de hormigas y hongos.
En total, los investigadores analizaron 475 especies de hongos y 276 especies de hormigas, lo que les permitió construir árboles evolutivos detallados que muestran cómo estos organismos han coevolucionado a lo largo de millones de años.
Hormigas agricultoras en América y el Caribe
En la actualidad, cerca de 250 especies de hormigas, distribuidas principalmente en América y el Caribe, cultivan hongos.
Estos insectos se organizan en cuatro sistemas agrícolas diferentes, según las estrategias de cultivo que emplean.
Entre ellas, destacan las hormigas cortadoras de hojas, que practican la forma más avanzada de cultivo, conocida como “agricultura superior”.
Estas hormigas cosechan vegetación fresca para alimentar a sus hongos, que a su vez les proporcionan un alimento especial conocido como gongylidia.
Este sistema alimentario ha permitido la formación de complejas colonias que pueden albergar millones de hormigas.
Ted Schultz ha dedicado más de 35 años al estudio de la relación evolutiva entre las hormigas y los hongos, realizando más de 30 expediciones a América Central y del Sur.
La vasta colección de muestras genéticas recolectadas en sus expediciones ha sido fundamental para el desarrollo del estudio actual.
“Para detectar realmente patrones y reconstruir cómo ha evolucionado esta asociación a lo largo del tiempo, se necesitan muchas muestras de hormigas y sus variedades de hongos”, explicó Schultz.
Agricultura superior
Aunque la relación simbiótica entre las hormigas y los hongos se remonta a hace 66 millones de años, las hormigas tardaron aproximadamente otros 40 millones de años en desarrollar formas más avanzadas de agricultura.
Según el estudio, fue hace 27 millones de años cuando las hormigas empezaron a practicar la “agricultura superior”.
En este periodo, el clima global se estaba enfriando, lo que provocó que las sabanas y praderas fragmentaran los bosques tropicales en América del Sur.
Las hormigas, al llevar los hongos fuera de los bosques húmedos hacia ambientes más secos, comenzaron a aislar a los hongos de sus parientes salvajes, lo que resultó en la completa domesticación de estos organismos.
“Las hormigas domesticaron estos hongos del mismo modo que los humanos domesticaron los cultivos “, argumentó Schultz.
Este hallazgo marca un hito en el entendimiento de cómo las hormigas han perfeccionado su sistema agrícola.
Este tipo de agricultura permitió a las hormigas desarrollar colonias más complejas y autosuficientes, convirtiéndose en verdaderas agricultoras.
Estas prácticas han sido clave en la evolución de sus sistemas sociales y en la estructura de sus comunidades.
Importancia del estudio
Los resultados de este estudio proporcionan una nueva perspectiva sobre la evolución de la agricultura en el mundo natural, haciendo posible una comparación directa entre la agricultura humana y la de las hormigas.
Según Hermógenes Fernández, investigador del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá, este trabajo ha permitido entender mejor los cambios evolutivos que han dado lugar a los complejos sistemas agrícolas entre las hormigas attines (como las arrieras) y los hongos que cultivan.
“El estudio permite tener una mejor comprensión desde el origen de la relación simbiótica hormigas-hongos hasta el proceso de completa domesticación de los hongos cultivados”, expuso Fernández.
El estudio no solo abre una ventana al pasado evolutivo, sino que también sugiere lecciones prácticas para la agricultura humana actual.
Al observar cómo las hormigas han mantenido un sistema agrícola exitoso durante millones de años, los científicos creen que los seres humanos podrían aprender valiosas lecciones sobre la sostenibilidad y la coexistencia con los ecosistemas naturales.
Mucho que aprender de las hormigas
Este nuevo trabajo es una prueba más de que la naturaleza tiene mucho que enseñarnos, incluso en áreas donde creemos ser pioneros.
Las hormigas, a través de millones de años de evolución, han desarrollado un sistema agrícola que podría considerarse un modelo de éxito y sostenibilidad.
Si bien la agricultura humana ha avanzado a pasos agigantados, la relación simbiótica entre las hormigas y los hongos nos recuerda que algunas de las prácticas más eficientes y sostenibles se encuentran en los rincones más inesperados del mundo natural.