Luzio es el esqueleto humano más antiguo encontrado en el estado de São Paulo, en Brasil. Fue hallado en el sambaqui (depósito de conchas) del río Capelinha, en el valle de Ribeira de Iguape. Sorprendentemente, su ADN prácticamente no se diferencia en nada al de los pueblos indígenas actuales.
Investigadores de la Universidad de Sao Paulo y la Universidad alemana de Tübingen han analizado de nuevo estos restos y los genomas de otros 34 individuos que vivieron hace más de 10.000 años y que fueron enterrados en cuatro áreas diferentes de la costa de Brasil.
Los 'reyes de la costa'
Sus resultados, explicados en un artículo publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, indican que Luzio era descendiente de una población ancestral que se asentó en América hace al menos 16.000 años y que dio origen a todos los pueblos indígenas actuales, como por ejemplo los pueblos tupi, una de las principales familias lingüísticas de Sudamérica.
“Después de las civilizaciones andinas, los constructores de sambaqui de la costa atlántica fueron el fenómeno humano con mayor densidad demográfica en la América del Sur precolonial. Fueron los 'reyes de la costa' durante miles y miles de años. Pero desaparecieron repentinamente hace unos 2.000 años”, apunta André Menezes Strauss, autor principal del estudio.
Su análisis aporta una explicación para la desaparición de estas antiguas comunidades costeras que construyeron los íconos de la arqueología brasileña conocidos como sambaquis, enormes montículos de conchas y espinas de pescado utilizados como viviendas, cementerios y límites territoriales.
Los investigadores a menudo se refieren a estos monumentos como montículos de conchas o basureros de cocina. Los arqueólogos han analizado los restos procedentes de hasta ocho de estos sitios: Cabeçuda, Capelinha, Cubatão, Limão, Vau Una, Jabuticabeira II, Palmeiras Xingu y Pedra do Alexandre.
La morfología del cráneo de Luzio es similar al de Luzia, el fósil humano más antiguo encontrado hasta la fecha en Sudamérica, datando de hace unos 13.000 años. Los expertos pensaron que podría haber pertenecido a una población biológicamente diferente a la de los amerindios actuales, que se asentaron en lo que ahora es Brasil hace unos 14.000 años, pero resulta que estaban equivocados.
“El análisis genético mostró que Luzio era amerindio, como los tupí, los quechua o los cherokee. Eso no quiere decir que sean todos iguales, pero desde una perspectiva global, todos derivan de una sola ola migratoria que llegó a las Américas hace no más de 16.000 años. Si hubo otra población aquí hace 30.000 años, no dejó descendientes entre estos grupos”, dijo Strauss.
El ADN de Luzio también respondió otra pregunta. Los basureros fluviales son diferentes a los costeros, por lo que el hallazgo no puede considerarse un ancestro directo de los grandes sambaquis clásicos que aparecieron más tarde. Este descubrimiento sugiere que hubo dos migraciones distintas: hacia el interior y a lo largo de la costa.
El análisis genético reveló la existencia de comunidades con similitudes culturales pero diferencias biológicas significativas, especialmente entre los grupos costeros del sureste y el sur. “Los estudios de morfología craneal realizados en la década del 2000 ya señalaron una sutil diferencia, y nuestro análisis lo confirmó”, apunta el investigador.
Poblaciones que no estaban aisladas
“Descubrimos que una de las razones era que estas poblaciones costeras no estaban aisladas sino que ‘intercambiaban genes’ con las comunidades del interior. Durante miles de años, este proceso debe haber contribuido a las diferencias regionales entre los sambaquis”, añadió.
En cuanto a la misteriosa desaparición de esta civilización costera, integrada por los primeros cazadores-recolectores del Holoceno, el análisis de las muestras de ADN mostró claramente que, en contraste con la sustitución neolítica europea de poblaciones enteras, lo que sucedió en esta parte del mundo fue un cambio de prácticas.
Un cambio de prácticas
Mientras comenzaba una disminución en la construcción de depósitos de conchas, fue aumentando la introducción de la cerámica por parte de los constructores sambaqui. Por ejemplo, el material genético encontrado en Galheta IV (estado de Santa Catarina), el sitio más emblemático de la época, no tiene restos de conchas sino de cerámica, aunque es similar a los sambaquis clásicos.
“Las ollas en cuestión ya no se usaban para cocinar vegetales domesticados sino pescado. Se apropiaron de tecnología del interior para procesar alimentos que ya eran tradicionales en la costa”, concluye Strauss.
Historia de David Ruiz Marull