En América Latina, un país lidera la contaminación marina, afectando a la fauna oceánica y a la salud humana, según un informe de Oceana que revela la magnitud de esta crisis ambiental.
El país vierte más de 1 millón de toneladas de plástico al océano cada año, lo que representa el 8% de la contaminación plástica global. Foto: RTVE
Brasil , uno de los diez países que más residuos plásticos vierte en los océanos a nivel mundial, enfrenta una crisis ambiental de gran magnitud. Según un informe reciente de la organización Oceana , el país sudamericano deposita anualmente alrededor de 1,3 millones de toneladas de plástico en el océano, lo que representa el 8% de la contaminación plástica global. Este alarmante panorama coloca a Brasil como el octavo mayor contaminador de plástico en el mundo y el primero en América Latina.
La contaminación plástica no solo afecta los ecosistemas marinos, sino que también tiene consecuencias directas en la salud pública , debido a la ingesta de microplásticos en los alimentos . Las especies marinas sufren las consecuencias de este problema que crece sin control. Mientras tanto, expertos y organizaciones piden medidas urgentes para reducir la contaminación plástica en Brasil, incluida la aprobación del un proyecto de ley, que busque implementar una Economía Circular del Plástico
¿Cómo impactan los residuos a la biodiversidad marina?
La contaminación plástica en Brasil está destruyendo la biodiversidad marina a un ritmo alarmante. Diversas especies, incluidas aves, tortugas, peces y mamíferos, ingieren fragmentos de plástico , lo que provoca serios problemas de salud y en muchos casos la muerte. El informe de Oceana revela que el 70% de las tortugas verdes en algunas zonas de Brasil han ingerido plástico, alcanzando el 100% en ciertas regiones.
Las especies marinas, como tortugas, peces y mamíferos, ingieren plástico, lo que provoca desnutrición y enfermedades. Foto: EFE
Cuando los animales marinos ingieren plástico, sufren desnutrición, reducción de inmunidad y exposición a compuestos tóxicos. En el caso de las tortugas, cada gramo de plástico ingerido aumenta su riesgo de desnutrición en un 450%. Esta contaminación no solo afecta a las especies en peligro de extinción, sino que también tiene efectos devastadores en la cadena alimenticia marina, lo que amenaza la biodiversidad marina en Brasil y el equilibrio de los ecosistemas.
El plástico en los alimentos ya es un problema de salud pública
El informe de Oceana también alerta sobre los microplásticos en la dieta humana , un problema que va más allá de la vida marina. Los microplásticos se han encontrado en el 98% de los peces analizados en los arroyos de la Amazonía brasileña , afectando la calidad del agua y los alimentos consumidos por las comunidades locales.
La contaminación afecta la salud pública, ya que los microplásticos se encuentran en los peces consumidos por los humanos. Foto: Getty Images
La presencia de estos fragmentos plásticos en los peces, que forman parte de la dieta diaria de millones de personas , representa un riesgo para la salud pública . Los microplásticos no solo están presentes en el intestino de los animales, sino también en sus branquias, lo que significa que están expuestos a compuestos tóxicos que, eventualmente, terminan en la mesa de los consumidores. Este problema global de contaminación plástica ha llevado a los investigadores a subrayar la urgencia de adoptar soluciones inmediatas para reducir el impacto en la salud.
El Proyecto de Ley para mitigar la crisis
Ante la creciente crisis de contaminación del océano por plástico , el Proyecto de Ley 2524/2022 , que actualmente está pendiente de aprobación en el Congreso Nacional de Brasil, propone un cambio drástico en la forma en que el país gestiona los residuos plásticos. Este proyecto busca implementar una Economía Circular del Plástico , donde los residuos plásticos se reintegren en el ciclo de producción mediante el reciclaje, la reutilización y el compostaje.
El PL 2524/2022 también promueve la adopción de alternativas sostenibles al plástico, lo que aliviaría la carga que el país impone actualmente sobre sus ecosistemas. Apoyado por más de 80 organizaciones de la sociedad civil, esta legislación plantea soluciones viables que están alineadas con las mejores prácticas internacionales y busca poner a Brasil en el camino hacia una reducción significativa de la contaminación plástica
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