Fumar tabaco y el virus del papiloma humano (VPH) son factores de riesgo bien conocidos para el cáncer de cabeza y cuello, pero existe amplia evidencia que demuestra que pueden interactuar para aumentar aún más el riesgo de contraer la enfermedad, según un estudio realizado por científicos del Universidad de São Paulo (USP) en Brasil y la Universidad de Chile. Un artículo sobre el estudio es publicado en la Revista Internacional de Ciencias Moleculares.
Los resultados del estudio aclaran aspectos de los mecanismos moleculares implicados en el cáncer de cabeza y cuello, allanando el camino para nuevas estrategias de prevención y tratamiento, u otras intervenciones que podrían beneficiar a los pacientes.
El cáncer de cabeza y cuello es un grupo de cánceres de boca, nariz, senos paranasales, amígdalas, garganta y tiroides. Afectó a unas 830.000 personas en todo el mundo en 2020, provocando la muerte de más del 50%. En Brasil provocó casi 21.000 muertes en 2019, según los datos más recientes del Instituto Nacional del Cáncer (INCA). Históricamente, sus principales causas han sido el alcohol, el tabaco y la mala higiene bucal, pero en las últimas décadas el VPH se ha convertido en un importante factor de riesgo, especialmente en personas más jóvenes y pacientes relativamente acomodados. El cáncer de cabeza y cuello es ahora uno de los tipos de cáncer asociados con el VPH de más rápido crecimiento en el mundo.
“En lugar de seguir analizando el tabaquismo y el VPH como factores oncogénicos por separado, nos propusimos centrarnos en su posible interacción”, dijo Enrique Bocardo penúltimo autor del artículo y profesor del Departamento de Microbiología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo (ICB-USP) en Brasil.
“Tanto fumar como el VPH están asociados con un mayor estrés oxidativo y daño en el ADN, que son factores en el cáncer y, según investigaciones anteriores, pueden regular la superóxido dismutasa 2 [SOD2]un biomarcador putativo de malignidad del cáncer oral y otras enfermedades asociadas con el VPH”.
Los investigadores primero realizaron experimentos in vitro para analizar células orales que expresaban las oncoproteínas HPV16 E6 y E7. [showing infection by HPV] y estuvieron expuestos al condensado de humo de cigarrillo. Se encontró que los niveles de SOD2 y daño en el ADN aumentaron significativamente en comparación con los controles, lo que apunta a una interacción dañina entre el VPH y el humo del cigarrillo. Las células de control expresaron menos SOD2 que las células que expresaron E6 y E7 o las células expuestas al humo del cigarrillo, mientras que las células que expresaron las oncoproteínas y fueron expuestas al humo del cigarrillo expresaron más SOD2 que cualquiera de las dos, lo que indica una interacción entre la presencia de los genes del VPH y humo de cigarro.
La segunda etapa del proyecto, apoyado por la FAPESP (becas número 2010/20002-0 y 2019/26065-8), involucró un análisis de datos genómicos de 613 muestras en The Cancer Genome Atlas (TCGA), un repositorio público que contiene las mutaciones genéticas responsables del cáncer (derivadas de la secuenciación del genoma y la bioinformática). Los investigadores se centraron en el análisis de las transcripciones de SOD2 para confirmar los hallazgos.
Punto de partida
“Aunque los estudios in vitro se llevan a cabo en un ambiente artificial, son un punto de partida para comprender lo que sucede en modelos más complejos y podrían permitirnos en el futuro intervenir objetivamente con algún beneficio”, dijo Boccardo. “Por ejemplo, la vacuna contra el VPH actualmente solo está disponible en el SUS [Sistema Único de Saúde, Brazil’s national health service] para niños de 9 a 14 años porque los estudios han demostrado su eficacia contra las patologías genitales, pero creo que debería ser posible considerar ampliar el grupo de edad para prevenir enfermedades en otras regiones anatómicas”.
Este estudio en particular, agregó, traslada los resultados obtenidos en el laboratorio al análisis clínico al superar el “talón de Aquiles” de la investigación básica, que es la dificultad de acceso a muestras humanas, gracias a los avances tecnológicos que conducen a la creación de bases de datos para muestras humanas como la utilizada en el estudio. Estas bases de datos incluyen análisis de expresión de ARN y proteínas, además de contener datos recopilados durante largos períodos.
“El próximo paso sería aumentar la complejidad del modelo utilizado, analizando la cuestión funcional en el contexto de la expresión normal de las proteínas virales, donde el promotor del VPH sí regula la expresión de E6 y E7”, dijo Boccardo. “No debemos olvidar, por ejemplo, que eventos como los procesos inflamatorios no se pueden observar in vitro, pero se sabe que juegan un papel muy importante en los resultados de la enfermedad”.
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