Una nueva investigación confirma que el esqueleto de Luzio, que vivió hace 10.000 años en Brasil, el descendiente directo de la etnia siberiana que pobló por primera vez América.
El enigma de cómo llegaron los primeros hombres a América ha sido objeto de intensas investigaciones durante años. La teoría más aceptada apunta a que un pueblo ancestral siberiano cruzó el estrecho de Bering, entre Rusia y Alaska, durante la última glaciación Würm, entre hace aproximadamente 110.000 y 9700 años a. C., colonizando el continente de norte a sur.
No obstante, hallazgos recientes indicaron la posibilidad de una conquista anterior. Ahora, un estudio centrado en el mayor número de datos genómicos de Brasil, incluyendo el ADN del esqueleto más antiguo encontrado en São Paulo, arroja nuevas conclusiones sobre los orígenes de los primeros americanos.
Según las investigaciones, el esqueleto de Luzio, que vivió hace unos 10.000 años, es descendiente de la población ancestral que se asentó en América hace al menos 16.000 años. Esta población es el origen de todos los pueblos indígenas actuales, como los tupis, guaraníes y cheroquis. Las conclusiones de este estudio, publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, brindan nueva información sobre los primeros pobladores del continente.
Además, los investigadores se propusieron explicar el repentino declive de las comunidades costeras más antiguas del subcontinente sudamericano, quienes construyeron los llamados sambaquis en el este de Brasil, unos enormes montículos de conchas y espinas utilizados como depósitos de desechos, principalmente de moluscos y huesos. Estas comunidades fueron la civilización con mayor densidad demográfica en la América del Sur precolonial, hasta que desaparecieron repentinamente hace unos 2.000 años.
El análisis de los genomas de 34 muestras genéticas de cuatro áreas de la costa brasileña, incluido el esqueleto de Luzio, el más antiguo que se conoce en América del Sur, reveló dos migraciones distintas: una hacia el interior y otra a lo largo de la costa. Además, el ADN antiguo confirmó que hubo comunidades heterogéneas con similitudes culturales, pero con diferencias biológicas significativas, especialmente entre las comunidades costeras del sureste y el sur.
En cuanto a la desaparición de los constructores de sambaquis, los investigadores descubrieron que no se trató de una sustitución total de poblaciones, como ocurrió en la sustitución neolítica europea. En su lugar, se produjo un cambio de prácticas, con una disminución en la construcción de sambaquis y la introducción de la cerámica. Es probable que el cambio climático, específicamente la disminución del nivel del mar en el océano Atlántico, haya desempeñado un papel en el declive de estas civilizaciones antiguas.
Estos nuevos hallazgos genómicos arrojan luz sobre la historia de los primeros habitantes de América y abren nuevas líneas de investigación sobre su origen y desarrollo en el continente. La investigación continúa para desvelar los misterios que rodean a los antiguos pobladores del continente americano. @mundiario
Colaborador.
El autor, ANDRÉS TUDARES, colaborador de MUNDIARIO, es licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso, egresado de la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín (URBE). @mundiario