Los autores también querían explicar la razón detrás de la desaparición repentina de las comunidades costeras más antiguas, que construyeron los llamados 'sambaquis'. También conocidos como concheros y presentes en otras costas a lo largo del mundo, los sambaquis son enormes montículos de conchas y espinas que fueron utilizados como una suerte de 'basureros' en los que depositaban principalmente las partes duras de los moluscos, con los que principalmente se alimentaban estos pueblos, pero también huesos e incluso cerámica.
«Después de las civilizaciones andinas, los constructores de sambaqui de la costa atlántica fueron el fenómeno humano con mayor densidad demográfica en la América del Sur precolonial», explica André Menezes Strauss, arqueólogo del Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo (MAE-USP) e investigador principal del estudio. «Fueron los 'reyes de la costa' durante miles y miles de años. Pero, repentinamente, desaparecieron hace unos 2.000 años».
Reconstruyendo la historia a través de los genomas
Los autores analizaron los genomas de 34 muestras de cuatro áreas diferentes de la costa de Brasil. Los fósiles tenían al menos 10.000 años y procedían de sambaquis y de otros yacimientos (en concreto, Cabeçuda, Capelinha, Cubatão, Limão, Jabuticabeira II, Palmeiras Xingu, Pedra do Alexandre y Vau Una). Entre los restos humanos, los del citado Luzio, el esqueleto más antiguo de São Paulo y que fue encontrado en el conchero del río Capelinha, en el valle de Ribeira de Iguape, por un grupo dirigido por Levy Figuti, profesor del MAE-USP.
La morfología de su cráneo es similar a la de Luzia, el fósil humano más antiguo encontrado hasta la fecha en Brasil, datado hace unos 11.400 años. Los investigadores pensaron que podría haber pertenecido a una población biológicamente diferente a la de los indígenas americanos actuales, que se asentaron en lo que ahora es Brasil hace unos 14.000 años. Pero estaban equivocados. «El análisis genético mostró que Luzio era amerindio, como el tupí, el quechua o el cheroqui -señala Strauss-. Eso no quiere decir que sean todos iguales, pero desde una perspectiva global, todos derivan de una sola ola migratoria que llegó a las Américas hace no más de 16.000 años. Si hubo otra población aquí hace 30.000 años, no dejó descendientes entre estos grupos».
El ADN de Luzio también reveló que hubo dos migraciones distintas: una hacia el interior y otra a lo largo de la costa. El análisis del material genético reveló comunidades heterogéneas con similitudes culturales pero diferencias biológicas significativas, especialmente entre las comunidades costeras del sureste y el sur. «Los estudios de morfología craneal realizados en la década de 2000 ya habían señalado una sutil diferencia entre estas comunidades, y nuestro análisis genético lo confirmó», señala Strauss. «Descubrimos que una de las razones era que estas poblaciones costeras no estaban aisladas sino que 'intercambiaban genes' con las comunidades del interior. Durante miles de años, este proceso debe haber contribuido a las diferencias regionales entre los sambaquis».
Porque los sambaquis de la costa no eran iguales a los del interior, cerca de los ríos, aunque sí parecidos, probando que existían relaciones y contacto entre ellos. Ahora el ADN antiguo también revela que fue más que una cuestión cultural.
¿Por qué desaparecieron los constructores de sambaquis?
En cuanto a la misteriosa desaparición de esta civilización costera, el análisis de las muestras de ADN reveló claramente que, en contraste con la sustitución neolítica europea, en la que casi se 'evaporaron' poblaciones enteras, lo que sucedió en esta parte del mundo fue un cambio de prácticas, con una disminución en la construcción de sambaquis y la introducción de la cerámica. Por ejemplo, el material genético encontrado en Galheta IV (estado de Santa Catarina), el sitio más emblemático de la época, no tiene restos de conchas sino de cerámica y es similar a los sambaquis clásicos en este aspecto. Es decir: cambiaron los sambaquis de conchas por los de cerámica.
«Esta información es compatible con un estudio de 2014 que analizó fragmentos de cerámica de sambaquis y encontró que las ollas en cuestión no se usaban para cocinar vegetales domesticados sino pescado. Se apropiaron de tecnología del interior para procesar alimentos que ya eran tradicionales allí», señala Strauss. Otros estudios han apuntado a que fue el cambio climático, concretamente la disminución del nivel del mar en el océano Atlántico, con el ocaso de estas civilizaciones antiguas.