Normalmente son necesarias cuatro sesiones para condicionar a los animales al uso de anfetaminas pero cuando existe una privación de sueño basta con dos sesiones. Se abre así el campo a investigar la relación entre dormir y caer en la adicción a las drogas en humanos.
Todos sabemos que dormir poco es malo para nuestra salud: favorece la aparición de la obesidad, la diabetes, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, el mal de Alzheimer y el cáncer. Es por ello que el consenso de los expertos recomienda dormir entre 6 y 8 horas para mantenernos en unos niveles correctos de sueño. Sin embargo, hay otra consecuencia inesperada en esto de pasar poco tiempo en la cama: caer en la droga.
Tal y como lo leen. Un nuevo estudio científico, realizado por una investigadora del Centro Médico de la University of Mississippi y publicado en la revista Neuroscience Letters, demuestra que la privación de sueño puede servir de potenciador para los efectos de la anfetamina, al favorecer el desarrollo de patrones conductuales relacionados con la adicción.
“La asociación de la privación de sueño con el uso de drogas psicoestimulantes tales como la anfetamina, la cocaína y otras se ha vuelto muy frecuente, no sólo en fiestas y raves sino también entre personas que deben trabajar por turnos, en guardias de hospitales, entre los camioneros y otras. Nuestro estudio demostró que la privación del sueño exacerba el efecto de la droga y contribuye para la consolidación del cuadro adictivo”, reza el informe. “En los estudios reportados en la literatura se afirma que son necesarias cuatro sesiones para condicionar a los animales al uso de anfetaminas. Nuestra investigación demostró que cuando existe una privación de sueño, basta con dos sesiones”.
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En el experimento se utilizaron 25 ratas: 13 con privación de sueño y 12 en el grupo de control. Después de dos sesiones de anfetamina, ningún animal del grupo de control desarrolló condicionamiento. Pero todos los animales privados del sueño lo desarrollaron.
Esta asociación entre el ambiente y la droga es multifactorial. Pero posee una fuerte base bioquímica. “Existe una región claramente determinada del cerebro, el núcleo accumbens, en la cual la utilización de drogas de abuso provoca un aumento de los niveles de dopamina. Todos los mamíferos poseen esta estructura cerebral. Y el aumento de los niveles de dopamina en esta estructura se encuentra asociado a la formación de memorias importantes para la supervivencia”, añade la investigación.
Además, se afirma en el estudio, “el principal mecanismo a través del cual la privación de sueño potencia el efecto de las drogas de abuso parece estar relacionado también con la vía dopaminérgica measolímbica, de la cual forma parte el núcleo accumbens. Estudios muestran que la privación de sueño en ratas deriva en un aumento de los niveles de dopamina en el posencéfalo basal, un área relacionada con el sueño. Aún no existen evidencias del aumento de dopamina en el núcleo accumbens, pero estudios conductuales sugieren fuertemente esto. La privación de sueño hace que los animales exhiban comportamientos que mimetizan o potencian aquéllos causados por psicoestimulantes”.
*Vía: FAPESP-DICYT
Sobre el autor de este artículo
Alberto Iglesias Fraga
Periodista especializado en tecnología e innovación que ha dejado su impronta en medios como TICbeat, La Razón, El Mundo, ComputerWorld, CIO España, Business Insider, Kelisto, Todrone, Movilonia, iPhonizate o el blog Think Big, entre otros. También ha sido consultor de comunicación en Indie PR. Ganador del XVI Premio Accenture de Periodismo, ganador del Premio Día de Internet 2018 a mejor marca personal en RRSS y finalista en los European Digital Mindset Awards 2016, 2017 y 2018.