Un grupo de científicos brasileños examinan el caso de un paciente que resultó positivo para el coronavirus en test PCR durante 218 días, periodo en el cual el virus se replicó y hasta mutó.
En detalle, dicho caso de infección por el nuevo coronavirus que duró al menos 218 días, fue descrito por investigadores de la Universidad de São Paulo (USP) y colaboradores en un artículo publicado en la plataforma medRxiv , que aún no ha sido revisado por pares.
Se trata de un paciente de sexo masculino, de aproximadamente 40 años, que antes de contraer COVID-19 se había sometido a un tratamiento agresivo contra el cáncer y tenía un sistema inmunológico muy débil. Se infectó a principios de septiembre de 2020 y solo en abril de este año sus exámenes fueron negativos.
«Todas las muestras nasofaríngeas recolectadas entre el sexto y el 218 el día después del inicio de los síntomas dieron positivo en el examen del coronavirus-2 del SARS en RT-PCR. Y el virus no solo estaba presente en el cuerpo de este paciente, también se estaba replicando. Es decir, durante este período hubo riesgo de transmisión a otras personas”, dice Maria Cássia Mendes-Correa , profesora de la Facultad de Medicina (FM-USP) y primera autora del artículo.
La confirmación de que el virus seguía siendo infeccioso en el cuerpo del paciente se realizó mediante pruebas in vitro , como parte de un proyecto apoyado por la FAPESP. En un laboratorio con alto nivel de bioseguridad, ubicado en el Instituto de Medicina Tropical (IMT-USP), se incubaron muestras de secreción nasofaríngea y saliva recolectadas semanalmente con líneas celulares susceptibles al SARS-CoV-2. En las siguientes horas se pudo observar un aumento de la carga viral en los cultivos, así como la muerte celular por acción del patógeno. “Esta capacidad replicativa del virus se observó de manera continua y persistente durante un período de 196 días consecutivos”, informa la investigadora.
Persistencia del virus
El grupo también recolectó semanalmente, entre enero y abril de 2021, muestras de sangre, orina y frotis anales. Los análisis indicaron la persistencia de virus en estas secreciones durante buena parte del período de estudio.
Las pruebas serológicas también revelaron que en ningún momento el paciente desarrolló anticuerpos contra el SARS-CoV-2, ni los detectados por pruebas comunes, como IgG e IgA, ni los del tipo neutralizante, que de hecho logran bloquear la entrada del patógeno en células y solo se identifican a través de sofisticados ensayos celulares.
Proceso evolutivo
Las muestras de secreción nasofaríngea recolectadas los días seis, 77, 134, 169 y 196 después de la aparición de los síntomas se sometieron a la secuenciación completa del genoma viral. Los resultados revelan que el SARS-CoV-2, al replicarse durante tanto tiempo en el cuerpo, sufrió varias mutaciones, algunas de ellas en la proteína de pico , que utiliza el virus para ingresar a la célula humana.
“Estos datos sugieren que el proceso evolutivo que normalmente se observa en la comunidad tuvo lugar dentro del mismo anfitrión. Este es un fenómeno preocupante, ya que favorece la aparición de variantes virales mejor adaptadas al organismo humano”, comenta Mendes-Correa.
La cepa detectada originalmente fue B1.1.28, la cual predominó en Brasil durante 2020. Según el investigador, en el caso estudiado, no es posible saber si la evolución viral resultó en una variante preocupante, ya que se tomaron todos los cuidados posibles para prevenir la transmisión del patógeno a otras personas.
“Este paciente estuvo hospitalizado buena parte del tiempo, y en los cortos períodos que permaneció en casa, también permaneció aislado”, dice.
Según Mendes-Correa, casos como este son bastante raros, pero deben ser monitoreados cuidadosamente por profesionales de la salud. “Los médicos que tratan a pacientes con cáncer o enfermedades autoinmunes, por ejemplo, deben tener cuidado. Deben monitorear de cerca los casos de COVID-19 en esta población, incluso para evitar transmitir el virus a otros pacientes inmunodeprimidos o incluso al equipo de salud”, dice.
En noviembre de 2020, se describió en el New England Journal of Medicine el caso de un paciente con enfermedad autoinmune hematológica, también hombre y de unos 40 años, que alojó el virus en replicación en su cuerpo durante 143 días. “Hasta la publicación de nuestro trabajo, hasta donde yo sé, este fue el caso más largo documentado de persistencia viral”, dice Correa-Mendes.
Fuente: Fapesp