Ester Sabino y Jaqueline Goes de Jesus lograron secuenciar el genoma del coronavirus en tan solo 48 horas.
Dos científicas brasileños lograron una hazaña que podría ser vital para ganarle la batalla al coronavirus, enfermedad que se ha propagado por más de 60 países y ya suma más de 3.000 fallecidos.
Las científicas Ester Sabino y Jaqueline Goes de Jesus lograron secuenciar el genoma del coronavirus en tan solo 48 horas, después de la confirmación del primer caso de la enfermedad en Brasil, el pasado 26 de febrero.
Las investigadoras publicaron, en la ciudad de São Paulo, su hallazgo sobre la secuencia completa del ADN del coronavirus y lo bautizaron llamó SARS-CoV-2.
El genoma se refiere a toda la información hereditaria del virus que está codificada en su ADN y esta decodificación realizada por las científicas podría ayudar en las pruebas de diagnóstico y el desarrollo de una vacuna en poco tiempo.
Hazaña mundial
La hazaña se hizo mundialmente famosa por su velocidad récord en la secuenciación del nuevo coronavirus y estos datos pueden ayudar a comprender cómo se propaga, mejorar el diagnóstico y desarrollar una vacuna viable.
En la actualidad, Ester Sabino es directora del Instituto de Medicina Tropical (IMT) de la USP y Jaqueline Goes de Jesus, es becaria postdoctoral en la Facultad de Medicina de la USP.
Sabino aseguró a los medios que el descubrimiento de la secuencia del genoma del virus acerca a los investigadores a conocer el origen de la epidemia.
Según ella, el coronavirus sufre pocas mutaciones, en promedio una por mes. Por lo tanto, no tiene sentido secuenciar pequeñas secciones del genoma. “Para comprender cómo se produce la propagación y cómo evoluciona el virus, es necesario mapear el genoma completo”, enfatizó la investigadora.
Actualmente, Jaqueline Goes de Jesus también desarrolla investigaciones sobre el mapeo y análisis del virus Zika en Brasil en tiempo real a través del proyecto ZIBRA.
Mapa atómico
El pasado mes, otros científicos estadounidenses crearon el primer mapa 3D a escala atómica de la parte del nuevo coronavirus que infecta las células humanas, una etapa clave para el desarrollo de una vacuna y de tratamiento.
Los investigadores de la Universidad de Texas en Austin y de los Institutos Nacionales de Salud recurrieron a una tecnología llamada criomicroscopía electrónica, premiada con el Nobel de Química en 2017, para mapear la parte del virus que se adhiere a las células, unas puntas llamadas proteínas de espícula.
Ahora, la estructura molecular del Covid-19 está disponible para los científicos de todo el mundo. Estados Unidos proyecta que para finales de este 2020 se podría contar con una vacuna.