Las bacterias que conforman la microbiota intestinal influyen sobre procesos importantes del organismo humano, tales como la digestión, la absorción de nutrientes y la defensa contra los patógenos. Este mismo tipo de relación se concreta en la mayoría de los animales, lo que incluye al mosquito Anhopheles darlingi, el principal vector del paludismo o malaria en Brasil.
En el caso de este insecto, la composición de su microbiota intestinal parece determinar la susceptibilidad a la infección provocada por el Plasmodium vivax, la especie responsable del 90% de los casos de paludismo en Brasil.
En el marco de un estudio realizado en la Universidade Estadual Paulista (Unesp) y que se dio a conocer este viernes 22 de noviembre en Lyon, Francia, durante el simposio FAPESP Week France. Según los investigadores a cargo de la investigación, este descubrimiento permite pensar estrategias tendientes a bloquear la transmisión de la malaria en el vector.
El objetivo es desarrollar mosquitos inmunes al Plasmodium vivax, es decir, que no se infecten y, por consiguiente, no transmitan el parásito a los humanos”, dijo Jayme Augusto de Souza-Neto, docente del Departamento de Bioprocesos y Biotecnología de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Unesp de Botucatu y coordinador del proyecto, que cuenta con el apoyo de la FAPESP – Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo.
En el marco de un trabajo anterior con mosquitos Anopheles gambiae infectados por protozoos de la especie Plasmodium falciparum, realizado por otro grupo de científicos, se había demostrado que la microbiota influye en el desarrollo del parásito dentro del mosquito. Al comparar insectos con y sin bacterias en el intestino, se constató entonces que la microbiota como un todo interfiere en el desarrollo del protozoario. Y se descubrió que, cuando no hay bacterias (cuando se las elimina con antibióticos, por ejemplo), el Plasmodium tiende a desarrollarse con una mayor facilidad en el organismo del insecto.
El trabajo que se realizó en la Unesp avanza en tal sentido al demostrar que no es solamente la presencia de bacterias en el intestino, sino que es también y fundamentalmente la composición de esa microbiota la parece cumplir un rol determinante en la intensidad de la infección.
“En los grupos de mosquitos con una baja infección de parásito, observamos también una escasa cantidad de bacterias y una alta respuesta inmunológica. En tanto, en los grupos con alta infección de parásitos, hubo una alta cantidad de bacterias y una respuesta inmunológica baja”, comentó De Souza-Neto.
Los investigadores también compararon las respuestas transcripcionales (el perfil de expresión de los genes), la carga y la composición de la microbiota intestinal de los mosquitos. “Existe una diferencia en la composición de la microbiota entre los grupos de insectos con alta y con baja carga parasitaria ”, dijo.