Un estudio de la Universidad de Oxford, encabezado por una investigadora brasileña, señala que Brasil podría ahorrar tiempo y dinero en su recorrido hacia la reducción de las emisiones de gases contaminantes si invierte en soluciones inspiradas en los procesos naturales de los biomas, especialmente en el uso de la tierra.
La investigación " Soluções baseadas na natureza (SBN) são fundamentais para colocar o Brasil no caminho rumo às emissões líquidas zero até 2050 " (Soluciones basadas en la naturaleza son esenciales para poner a Brasil en la ruta hacia emisiones netas cero para 2050, en traducción libre) muestra que el país no necesitaría pagar por tecnologías más caras durante veinte años si priorizara las SbN.
"La implementación de las políticas nacionales existentes y previstas, principalmente en el sector del uso y cambio del uso de la tierra y los bosques, podría ayudar a Brasil a alcanzar sus metas a corto y largo plazo, incluido el compromiso de emisiones netas cero", dice el texto.
Aline Soterroni, investigadora asociada del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford y autora principal del estudio, explica que la aplicación de estas soluciones, sin embargo, debe ir más allá del objetivo de compensar las emisiones que ya están en el aire. Para muchas empresas, las SbN se han convertido en una forma de no comprometerse a reducir los impactos climáticos.
"Al implementar y priorizar Soluciones Basadas en la Naturaleza, vamos más allá del carbono, hacia la adaptación y la resiliencia, que son muy importantes. Pero muchas empresas utilizan las SbN para compensar las emisiones que deberían reducir. Y esto es 'lavado verde'. No pueden utilizarse para posponer la descarbonización de la economía y la eliminación del uso de combustibles fósiles", advierte.
Soterroni conversó con el equipo de Brasil de Fato durante la COP 28, donde presentó los resultados de la investigación. En escenarios proyectados para 2050, Brasil podría mitigar hasta el 80% de las emisiones de gases contaminantes eliminando la deforestación y restaurando la vegetación. Los sistemas de producción agroecológica , como la agrosilvicultura, tienen el potencial de impactar directamente los resultados.
Pero las ventajas no se limitan a cumplir las metas para frenar las emisiones. El manejo sostenible y la recuperación de la vegetación destruida impulsan la economía, asegurando la disponibilidad de recursos naturales. Las medidas también son beneficiosas para la soberanía y la seguridad alimentaria.
"Estas acciones son importantes para combatir las múltiples crisis que estamos viviendo, como la crisis del cambio climático, de la biodiversidad y de la seguridad alimentaria", destaca Soterroni. El estudio también muestra que, si bien Brasil tiene legislación y políticas para la recuperación y contra la deforestación, el impacto aún no es suficiente.
La plena implementación del Código Forestal , por ejemplo, tiene el potencial de reducir las emisiones en un 38% para 2050. Para aprovechar la ventaja que tiene sobre otros países en la carrera por eliminar los daños causados por los combustibles fósiles, el país necesita ir más allá de lo que ya está en curso.
"La mayoría de las emisiones del mundo, en realidad, provienen de la quema de combustibles fósiles, pero el uso de la tierra y las actividades relacionadas con el uso de la tierra son la segunda fuente más grande de emisiones. Los cambios en el uso de la tierra y los cambios climáticos son los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad", afirma la investigadora.
Asimismo, según las conclusiones del estudio, Brasil necesita revisar las metas nacionales a corto plazo para alinearlas con el compromiso de alcanzar cero emisiones netas para 2050. "El país aún no ha presentado un plan detallado para convertirse en cero emisiones netas a largo plazo", menciona la investigación.
El análisis tomó en cuenta todos los sectores y biomas del territorio nacional y se basó en estadísticas sobre deforestación y otros cambios en el uso del suelo. El modelo sin precedentes permitió realizar proyecciones de emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores de la economía.
La periodista viajó invitada por la Fundación Rosa Luxemburgo.
Edición: Rebeca Cavalcante