Brasil avanza en la lucha contra el dengue con su propia vacuna, Butantan-DV, y con el método Wolbachia, que ya redujo los contagios en varias ciudades.
Aunque el país enfrenta un nuevo brote con más de 170.000 casos en enero, estas soluciones prometen cambiar el panorama. Sin embargo, el reto sigue: el cambio climático expande el mosquito Aedes aegypti a nuevas regiones, lo que exige reforzar las estrategias de control.
Brasil enfrenta por segundo año consecutivo una severa epidemia de dengue en todas las regiones de su vasto territorio. Varios expertos creen incluso que 2025 podría ser el peor año jamás registrado en el país tropical. Solo el pasado mes de enero se registraron más de 170.000 casos de la enfermedad y 38 muertes confirmadas.
Además, en Brasil alcanzó el récord de más de 6,6 millones de casos de dengue, con más de 6.000 muertes, también una cifra inédita, según datos del Ministerio de Salud.
Desde el año pasado, el Ejecutivo brasileño ofrece gratuitamente la vacuna Qdenga, desarrollada por el laboratorio japonés Takeda, en las clínicas de familia del Servicio Único de Salud.
Sin embargo, de momento solo están disponibles para niños y adolescentes de entre 10 y 14 años, el tramo de edad en el que se produce el mayor número de hospitalizaciones, dado que todavía no hay dosis suficientes para toda la población.
“Con este sistema, podemos criarlos hasta adultos y liberarlos en cada zona”, indica Moreira.