Los incendios en las áreas húmedas de la Amazonia provocan la pérdida del 27 % de los árboles.
Incluso en las zonas más húmedas de la Amazonia, el impacto de los incendios forestales –que solamente se propagan por esas áreas cuando se registran fuertes sequías– es significativo y podrá alterar las características de la vegetación en el transcurso de las próximas décadas, aunque todavía es menor que en otras áreas de este bioma.
Un estudio innovador en cuyo marco se midieron in situ los efectos del fuego apunta que la selva quemada en un área húmeda pierde en promedio un 27,3 % de sus árboles, fundamentalmente los de pequeño y mediano porte, y un 12,8 % de su biomasa (las existencias de carbono) durante los tres años posteriores a los incendios. La mortalidad de la vegetación, que es mayor durante los primeros dos años, abrió el terreno para el desarrollo de especies nativas de bambúes herbáceos, por ejemplo.
Con un área de cinco millones de kilómetros cuadrados (km²), la Amazonia Legal abarca un 59 % del territorio brasileño, y está distribuida por 775 municipios. Representa un 67 % de los bosques tropicales del planeta, y alberga una tercera parte de los árboles existentes en el mundo y un 20 % de sus aguas dulces.
Es también el bioma del país que registra históricamente más focos de incendios por año, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil. Solamente en 2020, fueron 103.161 focos de incendios, el mayor registro desde 2017 (con 107.439 notificaciones en el año). Y el tercero en la década, solamente atrás de 2015, con 106.438 focos (lea más en: www.quemadas.dgi.inpe.br/quemadas/portal-static/estatisticas_estados/).
Estos incendios forestales de 2015, provocados por la sequía extrema causada por el fenómeno climático El Niño, constituyeron el enfoque de una investigación que contó con el apoyo de la FAPESP en el marco de dos proyectos 16/21043-8 y 20/06734-0 y que salió publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.
Este estudio, realizado bajo la dirección del jefe de la División de Observación de la Tierra y Geoinformática (DIOTG) del Inpe, Luiz Eduardo Oliveira e Cruz de Aragão, detalla los impactos de los incendios sobre la vegetación utilizando también datos recolectados directamente en campo.
“El estudio del modo en que responden los bosques al fuego a largo plazo constituye una de las fronteras del conocimiento con respecto al funcionamiento de la Amazonia. Esta comprensión apunta no solamente a mejorar el potencial de modelado del futuro del bioma y su interacción con el clima, sino también a suministrar aportes para que Brasil pueda reportar mejor sus emisiones y remociones de carbono en el marco de las políticas de disminución de las emisiones por el desmonte y la degradación forestal [REDD+], que pueden generarle beneficios económicos al país”, afirma Oliveira e Cruz de Aragão en declaraciones a Agência FAPESP.
Los investigadores analizaron áreas quemadas y no quemadas inmediatamente después de los incendios que afectaron al norte de la región situada entre los ríos Purus y Madeira, en la Amazonia Central, y efectuaron censos renovados anualmente para rastrear los factores demográficos que determinaron la alteración de la biomasa en el transcurso de los tres años siguientes.
El área está localizada a alrededor de 90 km al sudeste de Manaos, la capital del estado brasileño de Amazonas, en el municipio de Autazes, cerca de la carretera BR-319. Los investigadores midieron árboles con un diámetro de 10 centímetros (cm) o más y evaluaron de qué manera el crecimiento del tronco y la mortalidad fueron objeto del influjo causado por la intensidad del fuego (representado por la altura de la marca quemada en la base de los árboles) y por las características morfológicas de la vegetación (el tamaño y la densidad de la madera).
La mayor parte de la recolección in situ quedó a cargo de la doctoranda Aline Pontes-Lopes, del Inpe, y de la investigadora Camila Silva, del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (Ipam), primeras autoras del artículo.
Luciana Constantino | FAPESP
Modificado por última vez en Viernes, 20 Agosto 2021 11:17