Un reciente estudio científico puso en alerta a ocho países, entre los que se encuentran México y Estados Unidos, al demostrar que el consumo de alimentos ultraprocesados se asocia a una mayor cantidad de muertes prematuras.
Esta investigación publicada en la Revista Americana de Medicina Preventiva es interpretada por los expertos como un llamado de atención para que las naciones involucradas en el análisis evalúen de cerca su consumo de este tipo de alimentos y también para que el mundo considere la evidencia compartida al momento de pensar en políticas para promover una alimentación más saludable.
A qué denominan los expertos "alimentos ultraprocesados"
De acuerdo con lo indicado por los especialistas, se define como alimentos ultraprocesados (UPF) a aquellos que se elaboran a partir de ingredientes fabricados en laboratorios, con poca o ninguna presencia de alimentos integrales.
"Los UPF afectan la salud más allá del impacto individual del alto contenido de nutrientes críticos (sodio, grasas trans y azúcar) debido a los cambios en los alimentos durante el procesamiento industrial y el uso de ingredientes artificiales, incluidos colorantes, saborizantes y edulcorantes artificiales, emulsionantes, y muchos otros aditivos y coadyuvantes tecnológicos", afirmó Eduardo Augusto Fernandes Nilson, investigador principal del estudio.
Cómo se realizó este estudio que pone en alerta la alimentación de Estados Unidos y México
La investigación analizó datos de encuestas dietéticas a nivel nacional y datos de mortalidad de ocho países: Australia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, México, Reino Unido y Estados Unidos.
Esta elección metodológica permitió vincular los patrones alimenticios de las poblaciones de estos países con fallecimientos atribuidos a todas las causas.
Entre las principales conclusiones del estudio, destaca la siguiente estadística: por cada aumento del 10% en la ingesta de ultraprocesados, el riesgo de muerte por todas las causas incrementa paralelamente en un 3%.
Asimismo, el alto consumo de estos alimentos se relacionó con 32 enfermedades distintas, incluyendo patologías cardiovasculares, diabetes, depresión, algunos tipos de cáncer y obesidad.
Nilson aseguró entonces que " se necesitan con urgencia políticas que desincentiven el consumo de UPF a nivel mundial, promoviendo patrones dietéticos tradicionales basados en alimentos locales frescos y mínimamente procesados".