Según un estudio reciente, la selva amazónica podría estar cerca de un punto de inflexión crítico, con consecuencias devastadoras tanto para la región como para la capacidad del planeta para hacer frente al cambio climático. Los investigadores predicen que entre el 10% y el 47% de la Amazonía estará expuesta a tensiones que podrían llevar al ecosistema a su punto de inflexión, un umbral crítico que una vez cruzado conducirá a una espiral descendente de impactos. Este punto de inflexión podría alcanzarse en 2050.
La razón de la catástrofe va mucho más allá de la deforestación: el aumento de las temperaturas, las sequías extremas y los incendios han provocado un estrés sin precedentes en la mayor selva tropical del mundo.
La advertencia aparece en la portada de la prestigiosa revista Nature y procede de un estudio dirigido por científicos brasileños. La investigación, publicada este miércoles (14.02.2024), estima que en los próximos 25 años, entre el 10% y el 47% de la Amazonía se verá tan afectada que la selva podría alcanzar el llamado punto de no retorno, o punto de inflexión: el momento en que pierde la capacidad de recuperarse en su totalidad.
“La selva entra en un proceso de transición hacia un estado diferente de vegetación”, dijo a DW Bernardo Flores, de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), primer autor del estudio.
Incluso si las perturbaciones consideradas en la investigación -el calentamiento global, el volumen de precipitaciones anuales, la intensidad de la estación de las lluvias, la duración de la estación seca y la deforestación- afectaran al 10% de la selva existente, el escenario sería devastador.
“Si sumamos esto al 15% de vegetación autóctona que ya se ha perdido, alcanzaríamos un total del 25% de destrucción. Es decir, superaríamos la cuota estimada en su día por los estudios de Carlos Nobre, que preveían que el punto de no retorno se alcanzaría con un 20% de degradación de la Amazonía”, señala Flores.
La deforestación y la crisis climática causada por la humanidad han traído nuevos niveles de tensión y podrían causar un colapso a gran escala del sistema forestal en las próximas tres décadas. Un colapso de la Amazonía, la selva tropical más extensa del mundo, debilitaría su capacidad de absorber de la atmósfera la contaminación por carbono que calienta el planeta, lo que agravaría el calentamiento global
Los impactos van más allá de la pérdida irreversible de biodiversidad. En la Amazonía brasileña viven unos 25 millones de personas, entre indígenas y afrodescendientes. La pérdida de la selva tendría un impacto directo en los medios de subsistencia, modos de vida y conocimientos tradicionales de estas poblaciones.