El Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB), en Brasil, realizó dos investigaciones las cuales ya se encuentran publicadas las prestigiosas revistas científicas Molecular and Cellular Neuroscience y Experimental Physiology, en el que se advierte los peligros para la salud humana ante el acumulación de sodio en el cerebro que podría generar hipertensión.
Por ahora, ambos estudios se realizaron solamente basándose en ratones de laboratorio, no obstante, la importancia de los resultados con respecto a las estadísticas, alertan seriamente al mundo de la ciencia y medicina, por lo tanto, ya se avisó por parte de los especialistas que en los próximos meses se comenzará a estudiar a fondo con seres humanos.
Investigación
El reciente hallazgo también mostró que el alto consumo de sal (cloruro de sodio) conduce a la retención de sodio en el LCR, un líquido que protege el sistema nervioso central, y a la activación de los astrocitos, las células más abundantes del Sistema Nervioso Central.
Paula Magalhães Gomes, doctora y becaria posdoctoral del Laboratorio de Control Neural de la Circulación (LCNC), Departamento de Fisiología y Biofísica del ICB de la USP, detalló que “los animales expuestos a un alto consumo de sal tenían hipertensión y acumulación de sodio en el LCR, pero no en la sangre. Por lo tanto, podemos suponer que la génesis de la hipertensión involucra un componente neural, que puede estar relacionado con ese exceso de sodio retenido en el LCR”, dice
La especialista brasileña, quien también fue la primera autora de uno de los artículos, indicó que el siguiente paso es investigar más a fondo los mecanismos fisiológicos detrás de la acumulación de sodio en el líquido cefalorraquídeo y su relación con la hipertensión.
Renato Willian Martins de Sá, doctor de LCNC, becario de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP), explicó qué significa que el cerebro acumule sal: “En general, son células que, además de soportar neuronas, también son responsables de liberar varios neurotransmisores, entre ellos ATP [trifosfato de adenosina], una molécula conocida por su función en el metabolismo energético celular, pero que también actúa como neurotransmisor.